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UN 16 DE JUNIO DE 1955 LOS ARGENTINOS VIVIERON LA PEOR ODISEA DE LA HISTORIA

ElGloster Meteor pasó rasante mientras su metralla hacia añicos lo que se interpusiera ante ella. En segundos estallaron las primeras bombas. No fue el único; los vuelos con ángulos estudiados se repitieron por varias horas. La gente de Pueblo caminando por las calles se sorprendió, muchos no entendían la que pasaba.

Hasta que comenzaron a ver como ese esparcían los cadáveres por las calles de Buenos Aires. Un coche particular ,de pronto, saltó por los aires, ómnibus, camiones, chatas, quedaban varados en medio del infierno de balas y bombas. Un micro con escolares quedó reducido a chatarra. A la Marina Argentina quien era que atacaba no le importaba el caso, la política por ellos sustentada estaba por encima de la Democracia a sabiendas que nunca ganarían por derecho propio, por eso se decidió criminalmente por este acto.

A los Jefes Navales no les impostaba el precio de su acción, solo el fin, hoy en día la respuesta es fácil....total lo paga el pueblo, y así fue, el pueblo terminó pagando todos los desaciertos de la Revolución Libertadora encabezada por Eugenio Aramburu e Isaac Rojas dos de los mayores malhechores que ha dado el ejército argentino.

Como dijo Fermín Chávez “...fue la cuarta invasión inglesa a nuestro país”, esa es y fue la verdadera situación, la Argentina estaba tomando un gran esplendor en América Latina y en los planes del Foring Oficce no figuraba tamaña exposición, por eso la necesidad que los Gloster dejaran con infinita saña el castigo necesario de lo que podía suceder en tanto y en cuando las políticas no se ajustasen a sus necesidades políticas, económicas industriales, en su cruel planificación argentina era solo productora de trigo que daría de comer a EEUU y  la Europa que renacía de la segunda guerra mundial.

Y Perón, los Peronistas y todo un pueblo pagaron con creces el pensamiento propio de la libertad de los Pueblos, los anti peronistas tardaron años en darse cuenta de su grave error, los que democráticamente pertenecían a otros partidos políticos posiblemente, pero a escondidas captaron en el tiempo su confundido pensar, uno de los acérrimos disconformes con el peronismo se dio cuenta y esbozó un pequeña descargo, como si en sus oídos sintiera el ensordecedor ruido de los Gloster, en El otro rostro del peronismo (1956), Ernesto Sábato relata cómo recibió la noticia del golpe mientras visitaba a unos amigos en Salta: "Aquella noche de septiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina ví cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas”.

Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma más conmovedora.

Sabato intenta ofrecer una explicación de lo sucedido y de lo que es preciso hacer para "corregir" ese desencuentro, y anticipa el giro en la interpretación del fenómeno peronista que muchos intelectuales (sobre todo de izquierda, que hasta entonces lo habían rechazado) intentarían con los años: "En el movimiento peronista no sólo hubo bajas pasiones y apetitos puramente materiales: hubo un genuino fervor espiritual, una fe pararreligiosa en un conductor que les hablaba como seres humanos y no como a parias [...].

Lo demás es detalle [...] y no incurramos ahora en los mismos defectos y vicios que hemos recriminado a la tiranía: no pretendamos unanimidad de juicio, no califiquemos a nuestros adversarios de enemigos de la nación [...]. Una cosa es, y bien posible, el desmontaje casi físico de las piezas que aseguran al totalitarismo [...] y otra cosa es negar esas fuerzas o creerlas únicamente obra de la propaganda. El fervor multitudinario que Perón aprovechó no será liquidado mediante medidas de fuerza... sólo se logrará reforzarlo hasta convertirlo en una tremenda, incontenible y trágica aplanadora".

Todas estas frases podrán tapar la metralla, las bombas, los cadáveres, el humo, la desolación, las pérdidas humanas y materiales, seguro que no.

El error fue subsanado 18 años después, el Estado endeudado, insolvente apartado de toda lógica mundial decide por su parte dejar que Perón regrese a su Patria, tras el, la lucha del Pueblo insistente en el retorno de su General hace el resto, El General volvió a su Patria y junto a su Pueblo que lo esperó impacientemente dejando un camino de compañeros caídos por participar activamente en ello.

Por eso, los Gloster pasaron por 18 años sobre nuestras cabezas, hasta por aquel 17 de Noviembre de 1972; no fueron 370 las víctimas del derrocamiento de Perón, fueron miles de miles, pero nadie que se formó dentro de la Doctrina Peronista le solicitó una revancha, el 16 de Junio quedó anidado en el alma de todos los peronistas, como su sucesor el 16 de Septiembre del mismo año, pero el peronismo no arrió nunca sus banderas, siguen bien alto en memoria de aquellos Compañeros que entregaron su vida para la Grandeza de la Nación.

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