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LA IMPORTANCIA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN LA COMUNIDAD ORGANIZADA

Algunas interpretaciones desde el movimiento nacional presentan a la Comunidad Organizada como una forma de representación ciudadana que intenta suplantar a los partidos políticos. Sin embargo, es importante aclarar que las dos formas de representación política sobre los que se apoya la Comunidad Organizada -descritos en El Modelo Argentino y el borrador de la Constitución Justicialista de 1974- son los partidos políticos y los gremios. Los gremios ordenados en organismos con carácter de asesoramiento consultivo en un Poder Ejecutivo ampliado y conducido por las autoridades elegidas por el voto popular en elecciones libres.

Lo que sí podemos asegurar es que la Comunidad Organizada nunca podrá ponerse en marcha con los partidos organizados desde una filosofía liberal. Es decir, no se puede poner en marcha una Comunidad con los partidos políticos actuales. En términos futboleros podríamos afirmar que necesitamos partidos de Primera A y no del ascenso cómo ahora. El modelo de participación política actual presenta a las fuerzas políticas luchando entre sí para lograr el gobierno y desde ahí imponer su modelo al resto de la comunidad.

Hoy existe una fuerte verticalidad opresora desde las castas profesionales de la política hacia la comunidad, donde su única opción es elegir entre modelos preelaborados ya sean, progresistas, anarcocapitalistas, neoliberales, etc. Este esquema ha demostrado su fracaso, provocando comunidades descomprometidas y gobiernos con un poder diluido y debilitados ante los poderes de las corporaciones internacionales que intentan controlar el mundo.

Es el momento de nuevas democracias donde se debe incluir en el diseño de las políticas de Estado a porciones cada vez mayores de ciudadanos e instituciones sociales y políticas. Hoy las nuevas potencias culturales ciudadanas provocadas por una enorme revolución tecnológica aplicada a las comunicaciones humanas, les permiten a los pueblos participaciones impensadas en el siglo XX. Las nuevas democracias deben atender esta nueva realidad si quieren tener poder, ya que el mismo proviene de la cesión de la confianza ciudadana y nadie la cede si no está representado dentro de las potencias culturales que posee. Por eso la primera acción dirigencial será crear una democracia auto determinante donde su participación no está en mostrar el problema y brindar la solución, sino en coordinar la acción de la comunidad en la búsqueda de las soluciones a los problemas.

Se debe desechar la idea de que una ideología política puede dar una solución de carácter universal y definitiva a los problemas del hombre. Primero porque la complejidad del mundo actual lo hace irrealizable y porque el aceleramiento de las conflictividades socioeconómicas plantea escenarios tan cambiantes que impiden su síntesis detrás de una “verdad universal”. Hace tres siglos el mundo mostraba una complejidad posible de analizar y sintetizar. Hoy el mundo se ha transformado en un mar insondable cómo los que enfrentaban los antiguos navegantes que llegaron al nuevo mundo. No se trata de dominar completamente un mar inabarcable primero para cruzarlo después, sino de tener una tremenda fe en la tripulación y la nave que va a cruzarlo. Debemos enfrentar lo insondable del mundo actual armados de una nueva fe en el hombre, de un nuevo humanismo revolucionario.

Lo importante no es ordenarse desde una ideología que previamente encuentra la verdad absoluta y luego desde esa revelación intelectual construir el camino a seguir. No es un tema de ideólogos o filosofías vanguardistas. No es encontrar la verdad universal, sino organizarse para buscarla en un mecanismo permanente. Lo importante no es “encontrar la verdad", lo importante es buscarla siempre. Eso nos hará libres.

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