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1º de Mayo ¿Habrá mas pena y olvido?

Desde nuestros primeros días de enseñanza hemos aprendido la historia oficial que en muchos casos no tiene nada que ver con la realidad de lo que ocurrió en  días tan importantes para nuestra Patria, tanto en nuestro territorio, como en otros.. Y no queremos que sea esto el principio de discusiones sin bases sustentables, sino todo lo contrario, restablecer patrones de inicio para construir la historia popular y no una mentira de algunos pocos. Porque solo los Pueblos que conocen su verdadera historia serán “ artífices de su propio destino y no instrumento de la ambición de nadie”.


Desde este humilde lugar que es PERON...vence al tiempo, convocamos y pedimos la colaboración y participación de todos los sectores de nuestra querida Patria para difundir y reivindicar entre todos una historia que sea acorde con el pensamiento popular y nacional, y no aquella corrompida por intereses foráneos a las causas del Pueblo, y en esto deben tener total preponderancia la presencia de la Docencia argentina.

Y forma parte de esta reivindicación, el 1 de Mayo, Día de los Trabajadores, este no es un día que sirva para festejar , es un día de inmenso dolor donde cientos de obreros ofrendaron sus vidas para que hoy, después de casi 120 años los trabajadores entendamos como deben ser condensadas todas las necesidades y  políticas laborales. “ se nos condena porque reclamábamos ocho horas diarias de labor, pero sabed que nuestra sangre abogará por una reivindicación total de los trabajadores”, fueron las palabras antes de morir de Albert Parsons.

Realicemos un análisis de cómo el Peronismo recordó siempre a sus trabajadores, decía Evita “...soy peronista porque me ha sido concedida la felicidad de compartir sus luchas, de sufrir sus dolores, de vivir sus alegrías y de alimentar sus esperanzas, en un futuro mejor para los que trabajan...soy Peronista en fin, por convicción y por sentimiento”.

Ante una fecha tan cara a los sentimientos de los trabajadores nadie puede ignorar que fueron los obreros pertenecientes al campo nacional y popular, es decir obreros Peronistas los que debieron sufrir las persecuciones, las cárceles, torturas, desapariciones y muerte en su misma Patria, precisamente por ese pensar de Evita.

Nadie puede ignorar que la fragante desocupación que hoy sufren los trabajadores, es consecuencia directa de un plan instrumentado a partir de la Dictadura “ gorila “ del 76´, plan que instauró las bases de un modelo rentístico financiero para destruir el modelo de desarrollo industrial Peronista, el que a pesar de numerosos obstáculos se mantuvo vigente durante treinta años, soportando la presión de los vendepatrias cipayos insertados en nuestra Patria.

Causa asombro que algunos pretendan minimizar la diferencia entre los objetivos de la dictadura militar argentina la cual destruyó el aparato productivo nacional, respeto de las dictaduras chilena y brasileña, que efectuaron todo lo contrario, para cumplir el sueño sinárquico del cipayismo vernáculo de la Sudamérica del Brasil industrializado y la Argentina agrícola ganadera exportadora solo de materia prima.

No se puede ignorar lo que indirectamente instrumentó con aquello la dictadura, es decir, quebrar la columna vertebral del Movimiento Nacional y Popular, a través de un simple silogismo: Sin aparato productivo, no hay industria; sin industria, no hay fábricas, sin fábricas, no hay obreros, sin obreros, no hay Peronistas, sin Peronistas, desaparece el último vehículo por donde se canalizó la causa nacional, un ejemplo, muy elocuente, es el caso de la Unión Obrera Metalúrgica, que fue un Sindicato industrial y combativo por excelencia, cuyo número de afiliados al 24 de Marzo de 1976 era de alrededor de un millón y medio, y trenita años después, con un aumento demográfico de grandes proporciones su cifra de trabajadores apenas alcanza al diez por ciento de aquel número.

El Peronismo, fue ese Movimiento Revolucionario de masas mas importante de Latinoamérica, y el Movimiento Obrero Argentino representó un verdadero escollo para los intereses sinárquicos internacionales a diferencia de caso brasileño y chileno que en ningún caso representaron un serio obstáculo, esto se puede  observar con solo consultar las Leyes de Contrato de Trabajo de los tres países para darse cuenta que argentina poseía una de las mejores herramientas del mundo para defender  los derechos de los trabajadores.

Esta historia no comienza en 1975, sino, que a partir de 1946, con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, el sindicalismo argentino, en un periodo relativamente corto, tomó un carril nacional y cristiano, haciendo abandono de ideologías externas y ateas, adoptando en su lugar una cosmovisión del hombre y de su vida en concordancia con la concepción de Nación.

El Movimiento Obrero, reemplazó, a los viejos símbolos internacionales, por la Bandera Nacional, y cambió el léxico empleado en la lucha de clases, por un Pensamiento Nacional, Popular y Cristiano.

Ya nadie se rasgaba las vestiduras cuando en una asamblea, el orador aludía a Dios y a la Patria, y se dejaron de oír las marchas de las internacionales, para entonar las estrofas del Himno Nacional.

Este Movimiento Obrero, dirigido desde el Peronismo, se encolumnó y organizó una Central Obrera Continental: A.T.L.A.S. ( Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas), con un claro espíritu ideológico tercerista  y sindicalista que lleva a toda una concepción social y económica configurada expresamente para enfrentar a sistemas radicalmente opuestos, el capitalismo liberal y el capitalismo de estado ( marxismo-comunismo), planteando una lucha desde el terreno de los Pueblos, superando las viejas y parciales concepciones clasistas que reducen el mundo popular a una porción limitada del pueblo.

A todo esto, este tipo de estructura popular como la creada por el Peronismo, debe luchar contra las presiones de las dos centrales continentales pro yanquis, la O.R.I.T. y la C.T.A.L. pro marxista, ATLAS, fue sin duda, el primer y único intento de poner en pié, una Confederación Internacional formada exclusivamente por sindicatos Iberoamericanos totalmente independientes de las otra internacionales, pero lamentablemente la experiencia se fue diluyendo con el golpe gorila de 1955.

De ahí en más, el Movimiento Obrero Argentino, que supo ser el más fuerte, organizado y vigoroso de América, desde lo cuantitativo, cualitativo, por la combatividad de sus cuadros y las conquistas sociales y laborales alcanzadas, pasó a ser una organización a la defensiva, tratando de no perder a cada instante lo que, en años, consiguió con sus luchas y mantener dentro de sus posibilidades el reconocimiento de los gobiernos Peronistas como defensor de los derechos de los trabajadores.

Tampoco debemos olvidar que el Movimiento Obrero Argentino, alcanzó el reconocimiento de la Organización Internacional del Trabajo, que reconoció en él, lo que la legislación laboral argentina significaba, era la de mayor avanzada en el mundo y  el poder adquisitivo de los obreros argentinos en 1974, era el más alto  entre todos los trabajadores del planeta.
La relevancia alcanzada por el sindicalismo argentino, a partir de aquellas luchas y la proyección continental de las mismas, desde la perspectiva ideológica precursora e innovadora, que pretendió alcanzar la Unidad Latinoamericana, a partir de las uniones de los pueblos, sin subterfugios, insidias, ni combinaciones raras que emplean algunas cancillerías, aquella relevancia, jamás fue alcanzada por ningún otro Movimiento Obrero de nuestra región.

Eso, es lo que vino a destruir la dictadura militar gorila con sus obsecuentes civiles de turno, cipayos y vendepatrias de 1976, como brazo ejecutor de la sinarquía internacional, logrando en consecuencia una desarticulación perfectamente planificada, un movimiento obrero vulnerable y debilitado, que a partir de 1983 y también claramente desde 1989, donde se vio defraudado por parte de una dirigencia que renunció a la lucha dejando el protagonismo social y el reclamo por los desaparecidos y desocupados en manos de sectores clasistas y minoritarios ajenos al sentir nacional y popular.

A pesar de todos estos hechos, creer en la desaparición del Movimiento Obrero, sería subestimar los años de adoctrinamiento recibido por ellos y no admitir que las enseñanzas  inculcadas sobre Ideología Nacional no perduran en el transvasamiento que se deberá dar en algún tiempo.

El camino a recorrer es largo y en él, siempre perdurarán los recuerdos de los buenos pensamientos que tuvieron los dos más grandes elaboradores de la Doctrina Peronista. Perón y Eva Perón, y para mal de la sinarquía estos nombres y las conquistas que dejaron en manos y en las mentes de los trabajadores. Son inolvidables.

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