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Cartas de Rosas

Carta de Rosas a Lopez (11-04-1831)

 

Areco, abril 11 de 1831

Señor Don Estanislao López

Mi querido amigo.

En contestación a su estimable reservada del 25 próximo pasado, debo decirle, que en cuanto llegue al Ejército de reserva veré su estado, y marchará la infantería y artillería, como usted me encarga; entretanto acabarán de llegar a dicho ejército algunos elementos de guerra que aún le faltan para estar provisto de lo necesario, pues como ha sido preciso hacerlo todo de pronto para equipar dicho ejército, pues las remesas hechas antes para Santa Fe, Ibarra, Entre Ríos, divisiones de ésta al lado de usted y equipo de la del General Quiroga, los artículos de guerra que quedaron eran muy pocos respecto de lo que necesitaba el equipo del expresado ejército de reserva. Todo se ha trabajado con el empeño y esfuerzos posibles y en pocos días más, repito que estarán en el ejército los restos de lo que aún le falta para poder marchar.

No me dice usted si debe moverse toda la fuerza de que se compone dicho ejército, que según he dicho a usted antes consta corno de 1.500 de caballería, otros tantos infantes, y como 150 artilleros, dos obuses de a [.. >] y 11 cañones de tren volante de igual calibre.

 

Todo está listo y creo que sin dificultad, luego que lleguen los artículos indicados, pocos que faltan, solamente la caballada, no podrá marchar a más de dos caballos, y esos en mal estado.

Deduzco por el espíritu de su carta citada, que pide usted esta fuerza con el objeto de dar una batalla decisiva atacando al General Paz donde se encuentre o lo estime usted conveniente. Es por esto que considero conveniente preguntarle si quiere que yo vaya a ponerme a sus órdenes con dicho ejército o si quiere que vaya el General Don Juan Ramón Balcarce. Éste es bueno. Sabrá obedecer con puntualidad las órdenes de usted, y sin duda creo que no le dará disgustos: tiene también crédito, es muy honrado y no lo considero falto de valor.

Sin embargo, creo que mi persona a la cabeza del indicado ejército o fuerzas de esta Provincia, sería más útil que ninguna otra. Hago falta aquí, es verdad, mas pesada una y otra, parece que mi marcha sería más conveniente. Creo que la calidad de ser Gobernador de Buenos Aires no se opone, puesto que siendo usted Gobernador de Santa Fe, y General en Jefe del Ejército auxiliar confederado, desde que yo saliese fuera de la Provincia con destino al Ejército del mando de usted, debía naturalmente estar a sus órdenes.

Por lo demás, creo que sabría obedecer sus órdenes sin darle motivos de disgustos a no ser que errare deseando acertar, lo que estoy seguro sería siempre efecto de ignorancia sin consentimiento de mi voluntad. Esta ocasión me ofrece la oportunidad de decir a usted que cuando usted se retiró de esta Provincia estimando conveniente dejarme a la cabeza del ejército Federal después que Lavalle mostró" su impotencia a virtud del escarmiento que sufrió en el Puente de Márquez, a veces llegara a creer que algunas faltas habría cometido, y que usted estimaría conveniente castigarme, yéndose sin despedirse personalmente. Es verdad que esta idea nunca pudo atormentarme porque recorriendo mi conciencia, y mi proceder, al fin pude yo mismo persuadirme que ese mismo proceder en usted era una de las mayores pruebas que podía darme de su aprecio, mostrándome que Don Estanislao López, que tiene valor para tanto, no lo tenía en aquellas circunstancias para un personal adiós: que además quería evitarme el dolor de una despedida triste aunque necesaria. Mas si estoy equivocado, y en algo falté al respeto, y a la más estricta subordinación, sabe el cielo que jamás fué de intención. Y si en efecto falté, usted es el culpado, porque ni me reprendió, ni menos indicó una sola falta. Ojalá que lo hubiera usted hecho siquiera una sola vez aunque hubiera sido sin razón. Me hubiera usted visto obedecerle de cualquier modo, y de la manera más conforme al deber de la subordinación. Después de lo expuesto, usted resolverá lo que considere más conforme y conveniente.

 

Salud desea a usted su compañero.

Juan Manuel de Rosas.

[En Archivo General de la Nadón. Sección Farini, Leg. 18.]

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