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Carta al Dr. Leopoldo Frenkel (20-09-1970)

Madrid, 20 de setiembre de 1970.

Al Dr. Leopoldo Frenkel

Buenos Aires

Mi querido doctor y amigo:

Por mano y amabilidad del compañero Paladino he recibido su amable carta del 31 de agosto pasado, y deseo agradecerle el recuerdo como el saludo que retribuyo con mi mayor afecto.

Le felicito sinceramente por la sabiduría y prudencia con que conduce el importante sector de su actividad justicialista. En la organizacion funcional de la acción política, nada es tan como la cabeza que concibe: la formación de esa cabeza es su función y de ahí la extraordinaria importancia de su misión que, afortunadamente, la veo y presiento e«J excelentes manos. El poco éxito que la Revolución Justicialista alcanzó ya en 1946 en el Gobierno, se debe al Consejo Nacional de Posguerra, encargado de la "preparación técnica" de la revo­lución. La etapa de la preparación humana estuvo en mis manos como que fue realizada desde la Secretaría de Trabajo y Previ­sión. El primero elaboró los planes y se encargó de la concep­ción revolucionaria. Yo, como ejecutor, me encargué de formar cien mil predicadores, con los que llenamos la República en los años 1944 y 1945. Eso es la Revolución: un ejecutor y cien mil predicadores, todos afirmados en un organismo técnico capaz de concebir, planificar y que se encuentre preparado para ejecutar cuando la coyuntura llega.

El Movimiento Peronista desde 1946 a 1955 pudo realizar un Gobierno acertado y ofrecer a nuestra Patria reales y nume­rosas realizaciones, entre ellas la más trascendente: la revolución justicialista que, en 1955 cuando cayó, solo había realizado su "primer tiempo". Durante quince años desde entonces, se han sucedido siete gobiernos. Ninguno de ellos ha hecho nada y es lógico que así sea, porque no se puede llegar a tan trascendente función como caído del Cielo o como "peludo de regalo".

Es preciso pensar que en el futuro inmediato, el Movimien­to Peronista puede llegar al Gobierno de nuevo y que tendraB en sus manos la realización del "segundo tiempo" de la revolu­ción, además de gobernar para la solución de los males que. j quince años de vergüenza nacional han producido. Para ello contamos ya con una preparación humana de que carecíamos en 1945, pero carecemos de una "preparación técnica" que contábamos en 1946. Para esa preparación técnica, Qu® presupone planes, planificación, con concepciones claras y mación de equipos de ejecución en cada una de las materias^ Plan,5 como jefes de equipo, jóvenes, honestos y capa todas nuestras preocupaciones serán escasas. El actual

miento Nacional Justicialista, si ha de tener la responsabilidad de gobernar, debe pensar, y muy seriamente, en la preparación humana y en la preparación técnica.

Es para eso que, aparte de lo que constituye la conducción táctica es preciso disponer de un organismo técnico que sirva para ello y que, funcionando paralelamente a los organismos de conducción, sea capaz de dotar al Movimiento de los cien mil predicadores que necesita y de la planificación técnica que le es indispensable, para no llegar al Gobierno como "pelu­do de regalo". Si consideramos la importancia decisiva de tales preparaciones, pienso que, si hemos de llegar al Gobierno para triunfar, nada es más importante que ello en los momentos actuales. Llegar al Gobierno para fracasar... Es mejor que no lleguemos.

Desgraciadamente, no tengo en estos momentos el tiempo indispensable para hacerle llegar una larga carta al respecto porque Paladino debe regresar ya; pero he conversado larga­mente con él encarando este asunto y él le podrá referir mis pensamientos. Por otra parte si, como me promete, viaja a Madrid este año, tendremos mucho tiempo para poderle trans­mitir toda mi larga experiencia sobre tan importantes asuntos.

De cualquier manera, por su carta veo que está Usted muy en claro sobre el tema y que procede con la sabiduría y pru­dencia que son indispensables. Siga Usted adelante sin titubear en la tarea de formar un equipo de Gobierno, con espíritu de cuerpo, unidad de criterio y concepción clara, que lo demás llegará por añadidura. El contraste de las acciones desarrolla­das por el Gobierno Justicialista con respecto a las siete frus­traciones sucesivas de los que le siguieron en la misma tarea, es suficientemente elocuente como para formar criterio de la erencia que exista entre una buena preparación y la impro­bación más desaprensiva.

Por eso considero que, en la hora actual, nada mas decisivo qie la misión que tiene Usted en sus manos. Hay que buscar gente adoctrinada, con la mayor capacidad y hones­tidad, de la extracción que sean, con tal que sirvan y ponerse a trabajar con ella sin descanso hasta alcanzar la unidad de con­cepción y de criterio, para preparar luego el equipo que será la única garantía de éxito. Para ello deberá contar con el apoyo irrestricto de la conducción táctica y estratégica, extremo que debemos descartar desde ya.

Lo felicito por cuanto me dice sobre la juventud. Es sobre ella que debemos operar porque nuestro trabajo es para el por­venir. Nada que sea de la Juventud puede escapar a nuestra consideración y es allí donde la preparación humana debe insi- dir preponderantemente. Con Paladino hemos conversado larga­mente sobre ésto y él le podrá informar en detalle.

Le ruego que salude a los compañeros que le acompañan en la difícil tarea y les haga llegar mi encomio y exhortación para que, perseverando en la misión, puedan ofrecer al Movi­miento una cabeza bien organizada y eficaz. Asimismo, le ruego que acepte, junto con mi saludo más afectuoso, mis mejores deseos.

Un gran abrazo.

Firmado: Juan Perón.

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