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Carta al Dr. Don Ildefonso Cavagna Martínez (12-12-1960)


Madrid, 12 de diciembre de 1960

Señor Dr. Don Ildefonso Cavagna Martínez

Montevideo

Mi querido amigo:

Contesto su carta del 20 de noviembre ppdo. y le agradezco su recuerdo y su saludo que retribuyo con el mayor afecto. Me llama la atención que Usted no haya recibido una carta que le envié a propias manos con uno de los emisarios que normal­mente viajan, en la que le decía que me había llegado la noticia de su nuevo extrañamiento y me ponía a sus órdenes.

Me explico su estado de ánimo no sólo por las circunstancias que nuevamente le afligen sino también por las noticias que le han llegado de lo que me han dicho a mí, lo que es totalmente falso porque Américo Barrios no ha expresado una sola palabra de las que le atribuyen y, por otra parte, yo lo conozco a Usted lo suficiente para no dar crédito a semejantes cosas —en el caso de que alguien las dijera— y soy lo suficientemente amigo suyo para no aceptar semejante especie en el caso que se produjera.

Usted sabe,Querido Cavagna, que un hombre que ha pasado por lo que he pasado yo y por lo que ha pasado Usted, no podemos hacernos eco de semejantes cosas, porque parece que en las épocas malas existen tipos que parecieran gozar con aumentar el mal con las intrigas y falacias que, a la larga, no son sino espejismos intrascendentes e inoperantes, aunque no debo ocultar que "joden".

Sus preocupaciones por las posibilidades futuras son muy atinadas porque, más que llegar, importa poder realizar bien las cosas una- vez alcanzado el mando. Sin embargo, no creo que las posibilidades sean a tan corto plazo como algunos imaginan. Aun queda mucho por descomponerse y un camino que recorrer hasta que el caos cunda intensamente como se necesita. E1W debe ser la preocupación actual de todos nosotros y de acuerdo con las Directivas impartidas, es el trabajo que actualmente se está realizando en todos los organismos del Movimiento. El fracaso del golpe militar de Iñiguez les ha de haber mostrado la inconsistencia de la organización actual y los inducirá a cumplir con las Directivas que propugnan una organización y prepara­ción adecuadas.

Por ahora, yo solo quiero que sepa de todo mi cariño y mi respeto por Usted, como asimismo de mi agradecimiento por sus constantes preocupaciones por mi y por el Movimiento, como asimismo manifestarle que estoy aquí a sus completas órdenes. Rogarle además que no haga caso de nada de lo que se dice porque esa es una manera desagradable de gastar el tiempo, y Usted tiene derecho a usar sus horas en cosas agradables, dentro de lo desagradable que nos toca vivir en estos días. Yo imaginaba que Usted ya sería un "faquir" como me he hecho yo a esta altura de la vida y de los acontecimientos; pero veo que no. Sin embargo, debe contar siempre, cualquiera sea la cir­cunstancia, con mi inalterable amistad, mi aprecio sincero y mi incondicional adhesión. Yo siempre he pensado que la lealtad para que sea real debe ser recíproca, y sería muy triste para mí que llegara a dudar de esa mi lealtad para con Usted.

Quizás el destino me prinde brinde pronto la ocasión de poderle refirmar todo ésto en forma personal y objetiva y éllo será para mí un gran placer.

Firmado: Juan Perón

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