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Carta al Dr. Julio Antün (25-06-1964)

Madrid, 25 de junio de 1964.

Al Dr. Julio Antün.

Córdoba

Mi querido amigo:

Por mano y amabilidad del compañero Doctor Don Carlos Risso he recibido su carta del 13 de mayo ppdo. y le agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo con mi mayor afecto es­perando poderlo reafirmar personalmente en el curso del año de 1964.

Me entero por su comunicación del desenvolvimiento que la reestructuración justicialista va teniendo en Córdoba y me alegra que una vez por todas se comience a tomar en serio el asunto de nuestra organización. Es necesario que los peronis­tas se persuadan de la necesidad de proceder ordenadamente para hacer frente a las triquiñuelas habidas y por haber, porque es necesario pensar que nuestros enemigos no han de ceder sino a fuerza de que los obliguemos. Para ello se necesita una organi­zación y una acción, comencemos pues por lo primero.

Referente a mi retorno al país, espero que la compañera Delia Parodi les habrá ya informado o estará por hacerlo en un día u otro. Mi decisión es irrevocable: he de retornar en cualesquiera de las situaciones que se presenten. Si puedo lo­garlo pacíficamente, mejor, pero si ello no es posible lo haré como sea. Espero que los compañeros peronistas, en la mayor unidad y solidadridad, puedan preparar las mejores condi­ciones mediante su empeño decidido. Yo sé que hay un riesgo pero también sé que ha llegado el momento de correrlo. Nada podremos conseguir en el futuro sin ese riesgo que es necesa­rio que afrontemos individual y colectivamente.

Conozco en detalle la situación que está atravesando el país, como asimismo las condiciones en que se encuentran las fuerzas que, hasta ahora han posibilitado el desastre a que se ha llevado ai país. De manera que no me hago ilusiones sobre lo que puede pasar en el futuro inmediato con referencia a nuestros objeti­vos, pero creo que ha llegado el momento de pensar seriamente en ponerle remedio definitivo al caos que puede llegar a pro­ducirse si todos se cruzan, de brazos ante la amenaza que es­tá abrumando a la República. Nada puede ser más indispensa­ble en estas circunstancias que el sacrificio y debemos estar de­cididos a encararlo en la forma que sea.

Una crisis inconcebible de patriotismo caracteriza a la situación que se está viviendo y, en situaciones semejantes, nada puede ser más vivificante que el sacrificio de que está comúnmente hecho el patriotismo.

Hasta ahora no hemos presenciado sino flaquezas y debi­lidades que han posibilitado el derrumbe, que han aprovechado los más indignos, y a la fuerza del mal sólo la puede vencer la fuerza del bien: es a ella que debemos apelar para voltear el baluarte de la infamia entronizado no sólo en las formas ar­gentinas sino también en el fondo de cuanto venimos presen­ciando desde hace nueve años. Hombres pequeños han produci­do hechos sin grandeza que han terminado por envilecer hasta el nombre y la fama de los argentinos.Alguien tiene que salir a campear por el destino y, loado sea Dios, si podemos ser noso­tros los que lo hagamos.

Cuando este momento llega en el destino de los hombres y de los pueblos, nadie podrá escapar a ese destino que la Pro­videncia nos tiene fijado. Lo importante es saber cómo reali­zarlo con grandeza y eficacia. En eso no debemos equivocarnos. Yo espero que, cuanto ha sucedido, haya sido una experiencia para todos y que todos sepamos aprovechar esa experiencia en los hechos decisivos que nos tocará vivir en los días venide­ros. El Peronismo tiene fijada una doctrina que nunca le será más importante que ahora, tiene también fijado un objetivo que ha de cumplir o sucumbirá y tiene ante sí una situación que ha de resolver de una u otra manera si desea poder sobrevivir al desastre que se cierne sobre todos nosotros.

Por eso he creído que es indispensable que yo retorne al país y, al hacerlo, llevo conmigo la decisión inquebrantable de alcanzar el objetivo, resolver la situación y afirmar nuestra doctrina, ¿qué puede importar entonces lo que pueda pa­sarme?

Le ruego que haga llegar a todos los compañeros, junto con mi saludo más afectuoso, la seguridad de cuanto antes afirmo. Espero que todos los peronistas se pongan a trabajar en la tarea de preparar las mejores condiciones en todo el país, porque si es preciso deberemos emprender una marcha sobre -Buenos Aires, desde todas partes, para realizar un 17 de octubre na­cional que posibilite demostrar fuerza y nuestra decisión, por­que los triunfos sólo se pueden alcanzar bajo la protección deDios, que suele estar con las didas.

Un gran abrazo.

f irmado: Juan Perón.

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