La tropa que engañó a ingleses en Malvinas con caños de PVC*
A 37 años de la rendición de las tropas argentinas en Malvinas, luego de 74 días de combate, las historias de la guerra siguen saliendo a la luz, como la de los argentinos que engañaron a los ingleses durante el conflicto utilizando caños de PVC que simulaban cañones, estrategia que logró que no se produjeran bajas en un regimiento de más de 200 soldados.
La historia es relatada por el coronel retirado Oscar Minorini Lima, que estuvo a cargo de la Compañía de Ingenieros 9, integrada en un primer momento por unos 130 hombres, entre jefes, suboficiales y soldados, que desembarcaron el 2 de abril de 1982 en Bahía Fox, en la isla Gran Malvina.
«Hoy es una fecha dolorosa, pero me quedo con el hecho de que, desde hace 37 años, los integrantes de mi compañía tenemos una cita de honor en el mes de octubre cada año, cuando nos reunimos en alguna parte del país a celebrar que todos volvimos vivos de Malvinas», dice Minorini Lima, autor del libro «Malvinas, honor y recuerdo imborrables».
Una brillante idea
Al veterano, master en sensores remotos y especialista en interpretación de imágenes, se le ocurrió una idea durante la guerra que protegió del fuego inglés a sus subordinados.
«Todas las mañanas un avión fotográfico de exploración inglés nos tomaba imágenes. Como soy fotointérprete, yo sabía lo que buscaban. En la estancia donde estábamos alojados había un galpón lleno de caños de cloacas de PVC negros y se me ocurrió utilizarlos para simular cañones ya que no contaba con artillería», recuerda el militar retirado.
De esta manera, armaron una posición de defensa con piezas de artillería simuladas que, todas las noches, era bombardeada por los ingleses, mientras los integrantes de la compañía se encontraban a resguardo, muy lejos de ese lugar.
Cada mañana, reparaban los daños de la noche, reponían las piezas de artillería, rellenaban los tambores con combustible para que explotaran ante las bombas inglesas, cambiaban las posiciones de los tubos de PVC y cubrían todo con redes de enmascaramiento. «Eso nos salvó la vida», asevera con convicción.
«Según datos ingleses, recibimos más de 3.000 cañonazos y, gracias a los blancos simulados, volvimos sin bajas, solo con dos heridos», señala orgulloso de su regimiento que, en un principio, contaba con 130 hombres, pero se fue incrementando hasta llegar a más de 200, con sobrevivientes que llegaban de otras posiciones.
Sobre el día de la rendición, recuerda: «Me llamaron por radio desde Puerto Argentino y me dijeron que al día siguiente debía presentarme en una fragata inglesa para coordinar el regreso al continente, con todo nuestro equipo y armamento».
Sorpresa de los ingleses
Cuando se presentó ante los militares ingleses, le preguntaron si tenía heridos entre sus filas para enviarle apoyo sanitario. «Cuando les dije que no, se sorprendieron y me dijeron: ‘¿los bombardeamos durante todas las noches y no tienen heridos?’. No lo podían creer», recuerda.
Minorini Lima continúa el relato: «Entonces, el militar inglés me pregunta: ¿pero al menos le destruí los cañones? Cuando le conté que no tenía artillería y que eran cañones simulados, puso una cara de asombro increíble, y enseguida llamó al oficial de artillería a cargo del bombardeo de todas las noches para que le contara».
«¡Lo que le costaron a la Reina esos cañones!», le dijo el oficial, entre risas y el asombro de los militares ingleses por la picardía de los argentinos.
Reencuentro anual
Los integrantes de la Compañía de Ingenieros 9 se encuentran todos los años, para el feriado del 12 de octubre, en algún punto del país como una «cita de honor». Este año toca en la ciudad entrerriana de Paraná. Tienen un grupo de WhatsApp con el nombre de la compañía y están en contacto casi diario.
Entre los integrantes está el también coronel retirado Ricardo Jaureguiberry, quien recientemente recuperó su sable que había quedado en Bahía Fox, tras la rendición argentina del 14 de junio de 1982, y fue conservado por un oficial inglés durante 37 años.
«Fueron soldados de fierro. Se aguantaron 3.000 cañonazos y no aflojó ninguno», remarca Minorini Lima, en un aniversario «doloroso y especial» mientras revisa fotos de los días en las islas que lo marcaron para siempre.
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