*Documento inédito Septiembre de 1973 José Ignacio Rucci se dirige a los trabajadores a pocas horas del triunfo electoral y de su cruel asesinato...
Para LR2 Radio Argentina y La noche de los compañeros y a pocas horas del triunfo peronista, el secretario general de la CGT, compañero José Ignacio Rucci se dirige a los trabajadores y al pueblo:
Compañeros, el pueblo argentino ha sido protagonista y factor decisorio de una jornada electoral, cuya concreción marca definitivamente el fin de una larga etapa de proscripciones, inefectividad y desencuentros, le abre la puerta a un futuro de grandeza para la nación y felicidad para sus habitantes. Por primera vez luego de 18 largos y sacrificados años se ha expresado sin limitación alguna, con absoluta soberanía, la voluntad popular. Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora para que los argentinos marchemos unidos y solidarios hacia la construcción de la Argentina potente. La Confederación General del Trabajo como ente representativo de las masas laboriosas se siente llamada a explicitar su pensamiento porque aquí , ya que fue un factor aglutinante y orientador para la lucha, hoy debe cumplir esta misma tarea pero al servicio de una realidad distinta, la de la unión , la de la reconstrucción y la liberación de la patria.
La contribución de los trabajadores argentinos ha sido inmensa, sobre ellos recayó el mayor peso de la cruz impuesta por el liberalismo gorila, improvisado en 1955, y también la mayor cuota de sacrificio en la heroica resistencia por la recuperación de la soberanía, la libertad y la justicia. El objetivo de este sacrificio y de esta lucha es hoy una realidad. El teniente general Juan Domingo Perón vuelve a ejercer el gobierno y el poder, del que fuera ignominiosamente separado, y a su lado se encuentra, como ocurriera durante casi todo su exilio, la señora Isabel Martínez de Perón. Ahora el fragor de las luchas ha pasado a convertirse en historia, al realidad de nuestros días es la realidad del trabajo y la paz. Reiniciamos la revolución justicialista interrumpida en 1955, esa revolución que deparara a los argentinos una década de realizaciones inéditas y que ahora habrá de canalizarse modificación de todas las estructuras caducas del liberalismo para constituir una comunidad normalizada, donde todos encuentren su solución personal a través de la gran solución para el país. Mucho e lo que se ha destruido en forma sistemática, ello nos obliga a entender que el camino no ha de ser fácil, ni las metas serán alcanzadas a breve plazo. Pero empezamos a andar, estamos ya en el despegue y eso es lo importante. La destrucción se ha operado no solo en los aspectos materiales, en la conversión de lo que fuera una nación próspera y libre en una colonia empobrecida, dependiente, represora e injusta. También hubo aquí un proceso distorsionador en el ámbito espiritual y cultural, cuyas consecuencia no han podido ser erradicadas del todo y aún las seguimos viviendo y soportando. Significa esto la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo, a la creación de nuevas riquezas es necesario agregar la pacificación de los espíritus, requisito indispensable para encarar un proceso de reconstrucción y la reconquista de los valores nacionales cuya vigencia absoluta aceitará la elección de los mejores caminos para llegar al objetivo común.
Solo por ignorancia o por mala fe se pueden exigir soluciones inmediatas para problemas que se fueron profundizando durante tantos años. Después de apelar a la violencia, a veces rayana en lo criminal, en un clima de amplias libertades e igualdad de posibilidades se puede seguir aguardando ambiciones y privilegios, creando condiciones injustas, burlando las leyes, impidiendo o saboteando la consolidación de un proceso que ha sido aprobado por la inmensa mayoría del país. En este aspecto, como ha señalado claramente nuestro líder, el presidente teniente general Juan Domingo Perón, los delincuentes comunes que se resisten a amalgamarse en una sociedad productora son paragónales con los delincuentes políticos y económicos, empeñado en sostener un estado de cosas que no pueden ya seguir en vigencia. También en este aspecto resulta tan pernicioso la subsistencia de pretensiones liberales injustas , como la acción de los grupos izquierdistas similares a los que en países hermanos como los que contribuyeron a abortar las posibilidades de una política popular. Nadie podrá negar que ahora las leyes se apoyan indiscutiblemente en el consenso mayoritario y por lo tanto no existe argumento alguno que justifique su incumplimiento. Solo el acatamiento estricto a la ley nos hará verdaderamente libres, pero el acatamiento de los que les parece (...inaudible...) sanciones a quienes pretendan seguir imponiendo sus conveniencias sectoriales por encima de las necesidades auténticas de la comunidad. Las leyes emanadas del gobierno del pueblo, elaboradas por los representantes del pueblo habrán de regir la convivencia argentina, asegurar los derechos de todos (...inaudible..). Solo de esta manera se garantizará la paz y la unidad de los argentinos y se cimentarán las bases sobre las cuales las nuevas generaciones, nuestra maravillosa juventud, irá produciendo el indispensable trabajamiento que la acercará al futuro, al logro de sus mejores designios. Esta juventud comprende masivamente que la etapa de la lucha ha sido superada y que hoy el campo de batalla se centra en la reconstrucción hacia la liberación de la patria y la realización integral del pueblo.
Este es el pensamiento de la clase trabajadora organizada, que conjuga el júbilo por el histórico triunfo del 23 de septiembre, con la conciencia de la tremenda responsabilidad del estado y que sigue dispuesta a seguir, como lo hiciera a cada momento y en toda circunstancia. Como columna vertebral y nervio motor del gran movimiento nacional, profundamente identificada con el pensamiento de su líder, el teniente general Perón, fiel al espíritu revolucionario de la inolvidable compañera Evita, la clase trabajadora, nucleada definitivamente en su CGT, brindará su apoyo, todo el esfuerzo que el país requiera en la seguridad de que esta tesitura será compartida sin subterfugios por los demás sectores sociales. Compenetrada de la doctrina justicialista que protesta desde 1945, sin renunciamientos ni claudicaciones, seguirá bregando para la concentración y el robustecimiento de la unidad latinoamericana y del tercer mundo contra todas formas de imperialismo, cualquiera sea su bandera, para asegurar una máxima solidaridad de los pueblos de la tierra que comparten sus ansias de justicia . En ese sentido el deber ahora de todas las organizaciones sindicales es reencontrarse con ímpetu libertario nacido el 17 de octubre de 1945 y romper cualquier forma de vinculación con (..inaudible..) centrales o internacionales, instrumentos de la política exterior de Estados Unidos o la Unión Soviética, profundizando el acercamiento a sus semejantes, que solo los de su condición, las masas laboriosas del tercer mundo en lucha por su liberación definitiva. Las urnas el 23 de septiembre han servido para apoyar la unidad nacional, la reconstrucción de la patria es una tarea común para todos los argentinos, sin sectarismos ni exclusiones. La liberación será el destino que habremos sabido conquistar, con patriotismo, sin egoísmo, abiertos mentalmente a una sociedad nueva, para una vida más justa, para un mundo mejor. Compañeros, la patria requiere de todos, todos con la patria en la hora suprema de la verdad, con profundo sentimiento de nacionalidad, con profundo sentimiento de cristiandad, seguros de que el pueblo es gobierno y cuenta en la figura del teniente general Juan Domingo Perón a su legítimo representante y exponente de sus aspiraciones que nos llevará inmejorablemente a una argentina liberada.
Directamente desde la CGT y pocas horas del acto comicial para LR2, Radio Argentina y La Noche de los Compañeros se ha escuchado la voz del secretario general de la Confederación General del Trabajo, compañero José Rucci.
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