PRÓLOGO
En estos momentos, el gobierno está limitado por absurdos compromisos contraídos aceptando la figura del “paraguas” sin razón alguna, impidiéndose tratar el tema clave de soberanía. Pero, como toda resignación es reaccionaria, los patriotas deben munirse de otras armas, pues los organismos internacionales no nos merecen garantías por estar subordinados al enemigo dominante dedicado a sangre y fuego a dotarse de un imperio global. Falsa y despótica aspiración no lograda por nadie en la historia. Y la historia que estamos viviendo hoy está muy acelerada. Esa aceleración hará más efímero cualquier intento de hegemonía planetaria.
Pueblos pequeños pero patriotas, desesperan al verse impotentes ante elevados muros y rollos de alambres de púas, cámaras de vigilancia y las máquinas de matar a distancia más sofisticadas. El premio nobel de física inventor del rayo laser, Alfred Kastler, pensó solo utilizarlo en medicina, en especial en oftalmología, aunque después se le encontraron muchos otros usos beneficiosos para la humanidad. Desgraciadamente, esa creación cayó en manos de las multinacionales que lucran con las guerras y han inventado un arsenal monstruoso que incluye misiles “inteligentes” y un arma portátil con un láser potenciado que enceguece instantánea y definitivamente a quien lo alcance a gran distancia y…a bajo costo. Cuando Kastler confirmó en 1994 el “jubiloso” anuncio yanqui, su indignación lo hizo caer en una aguda depresión, dejó de alimentarse y así murió poco después.
En la Edad Media señores feudales con castillos de altas murallas almenadas, donde cabía un pequeño pueblo y soportar sitios de meses, al inventarse el cañón perdieron importancia esos tipos de fortalezas. Así, con los cañones a pólvora, se abrió paso por todos los mares el Imperio Británico.
André Malraux decía que “los chinos inventaron la pólvora, el papel y la imprenta, entre otras maravillas de la civilización, pero Occidente las utilizó para el mal”. Hoy creo a la pólvora menos peligrosa que los otros dos inventos chinos, pues se usa papel e imprenta, más todos los avances de las comunicaciones, para la degradación, explotación o muerte, por las grandes multinacionales..
Hemos visto en estos días que una empresa sin bandera ha comprado la Editorial Atlántida, una de cuyas publicaciones insignias es “Billiken”, dirigida a formar a los niños en la adoración de una historia escrita por cipayos. Esta revista no es solo para lucrar con su venta, sino también para orientar las mentes infantiles programándolas para el consumismo, incluyendo vicios y violencias. Las comunicaciones, pues, en todas sus formas, se han convirtido en armas de destrucción masiva..
Pero no se ha inventado aun nada contra los desesperados que llegan a inmolarse, los “kamikases”, que quitan el sueño a los conformistas refugiadose en un “bunker country”, en cuya “seguridad” ya nadie cree. Un dicho lo ve así: “Los marginados no duermen porque tienen hambre, tanto de comida como de justicia, pero los ricos no duermen por miedo a los que tienen hambre”.
No se por qué me he desviado (¿o no?) del tema de “¿Otra mirada sobre Malvinas?”, un libro que destila talento e imaginación. Francisco “Pancho” Pestanha no solo escribe. También va lanzando progresivamente al ruedo a sus alumnos y seguidores del equipo nacional de renuevo. Muchachas y muchachos bucean en busca de ejemplos y maestros, como hechos históricos modelos a digerir. Poco a poco van viendo que no están solos para cambiar tanta basura de eruditos a la violeta disfrutando el palanganear ante micrófonos y pantallas. Y pronto hasta los chicos tendrán pequeñitos celulares de pulsera con ingreso a internet.
La generación juvenil actual parece venir programada para servirse fácil y barato de las más avanzadas herramientas para informarse por si mismos y dialogar gratis con personas de todo el mundo. Es cierto que internet tiene un exagerado porcentaje de material basura, pero a veces sin querer se tropieza uno con pensamientos y planteos originales de obligada meditación.
Con estas ediciones sobre Malvinas, se está estimulando el “vicio” del amor a la nacionalidad y su historia. O digámoslo sin vergüenza: el amor a la Patria. Una Patria edificada por ejemplos de hombres que la sirvieron con honor. Pero la historia no es solo pasado sino que estamos construyéndola día a día, Como en este momento, aquí y ahora, frente a un libro honesto y edificante. A cualquier edad se hace historia si se dedica de vez en cuando un instante a pensar la Argentina, sin perder la vida o el anonimato.
El salteño Martín Güemes, siendo cadete de un regimiento español, cuando estudiaba la carrera de las armas, con solo 15 años de edad, dirigió a otros jóvenes y grandes gauchos en una carga de caballería contra un barco de su graciosa majestad británica varado en la costa del Río de la Plata durante las invasiones inglesas. Y lo tomó.
Volviendo a Malvinas recordemos que el gobierno está en deuda con los héroes del conflicto de 1982, que no son solo próceres de estatuas o dibujos inmóviles escolares. Son de carne y huesos y caminan entre nosotros. No les gusta que les digan “ex combatientes”. Se consideran reservistas activos porque para ellos la guerra pasada ha sido una batalla más, vivida a los 18 años.
En todas las escuelas y colegios, desde hace un cuarto de siglo debería estarse enseñando, lo que fue y significó la guerra de Malvinas. Ese nada casual olvido es una asignatura pendiente de todos los gobiernos.
Los ingleses, con muchas guerras coloniales de agresión y racismo, ya tienen escrita y difundida la historia oficial del conflicto en el Atlántico Sur. ¿Y nosotros? ¡Nada!, ¡absolutamente nada!. Es vergonzoso que, después de un cuarto de siglo, no haya un solo centro que reúna bibliografía y todo tipo de documentación para los jóvenes e investigadores del futuro. Cada arma tiene su archivo, como la Cancillería y los servicios de inteligencia, pero nada los obliga a una centralización estudiable. Tampoco se tiene acceso público a ellos. Y de un museo común, ¡ni hablar!. Cuanto se divulga es obra de veteranos y los familiares de caídos.
¿La única historia oficial nuestra es la investigación que dirigió el General Ratembach?. Un material aunque exclusivamente militar, inencontrable en todo su contenido. No hay un seguimiento de veteranos para saber qué es de sus vidas y problemas. ¿Dónde están? ¿cuántos de ellos se suicidaron? medida extrema que ya ha sido imitada por algunos de sus hijos
No hay un archivo centralizado de testimonios de la guerra, aunque se van acumulando recortes de diarios donde solo se expresan los que quieren borrar de la historia esa patriada ponderada por el valor reconocido, más en el exterior que aquí. Así, con opiniones negativas, seguimos dándole material al enemigo. ¿Se hizo algo oficial para condenar el crimen de lesa humanidad del hundimiento del Crucero General Belgrano fuera de las aguas del conflicto elegidas a gusto y beneficio del adversario?
La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, con viejecitas que dejaron hijos u otros seres queridos en tierra y aguas bajo otra bandera, ha hecho una obra gigantesca, levantando un gran Monumento en el Cementerio Argentino de Darwin. En tiempo record se lo ha terminada, con financiación privada y sin participación alguna de los gobiernos de turno. Si se dejaba la obra en manos de políticos, seguirían hoy discurseando. sin hacer nada. Y ya pasaron dos años esperando una decisión política para inaugurarlo.
Cuanto se ha hecho para mantener el fervor por aquella Gesta ha provenido del pueblo y no de autoridades con obligación de ocuparse. Lo que pretendió ser una rememoración del patriotismo de los combatientes criollos en desiguales condiciones contra todos los gobiernos colonialistas del mundo, fue lamentable. Y si no se hubiera ocupado la civilidad, tampoco se habría celebrado el bicentenario de la Reconquista de Buenos Aires tomada por los ingleses y éstos vencidos por el pueblo.
Este, es un libro que merece leerse y ser recomendado. El trabajo de José Luis Muñoz Azpiri (h) es una historia dramática que reseña heroicidades, señalando también traiciones, indiferencias y olvidos canallas, por parte de algunos argentinos con responsabilidades, mirando solo hacia los gobiernos de las multinacionales de Estados Unidos y de la Europa colonialista. Para ellos somos un mal ejemplo para otros pueblos sometidos.
También debo felicitarlo y agradecerle la honrosa referencia al genial pintor ecuatoriano Osvaldo Guayasamín, ejemplar luchador indígena por la unidad latinoamericana, fallecido en exilio en 1999, a quien José Luis lo rescata del olvido mediático.
La intelectualidad Billiken, se ocupará aun más a desmalvinizar, pero este libro demuestra que no están solos los caídos por defender la Patria, y proclaman una identidad criolla incapaz de permitir el ultraje de ser desmenuzada por piratas.
Mientras aquí se papan moscas, los ingleses siguen festejando su “victoria” de hace un cuarto de siglo y lo seguirán celebrando oficialmente por todo lo que resta de este año, como se ha anunciado. ¿La Argentina pierde cada día más la iniciativa?.
¿Alguien ha escuchado algo de Malvinas en este año electoral? De no haber una reacción popular que gane las calles con banderas solo azul y blanca reclamando las Malvinas, seguiremos perdiendo el tiempo en provecho del enemigo. Pero algo se mueve en el subsuelo de la Patria: un par de grupos escolares, prepara una pegatina de cartelitos diciendo que “las Malvinas son Argentinas” e invitando a la población a “no comprar productos de piratas”.
Felicitaciones pues a los gestores de esta obra, con el agradecimiento y adhesión al empeño puesto en esos trabajos de difusión del Pensamiento Nacional.