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ENRQUE OLIVA
"Françoise Lepot"

MALVINAS Y LA VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS

 
El 14 de junio señala el 27 aniversario de una batalla perdida, sin que haya terminado la definición de la guerra. Es una deuda de honor con los 649 jóvenes que nos esperan en islas y aguas propias del Atlántico Sur para cubrirlos con la bandera nacional.

Entre diversos proyectos avanzados de operativos legales planificados por juristas destacados, se está en condiciones de lanzar ante competentes cortes  internacionales de justicia, demandas por crímenes de guerra. Serán querellantes los propios afectados, organizaciones de veteranos, y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, organización esta última de intensa militancia que, entre otros  logros muy importantes, construyó el Monumento a los héroes de la Gesta de 1982 en el cementerio argentino de Darwin. 


Con los compatriotas caídos se mantiene vivo el compromiso de honor, ahora constitucional, utilizando todos los medios posibles para mantener la llama de nuestra determinación de recuperar los espacios que nos pertenecen.
En Malvinas se luchó contra los gobiernos de las mayores potencias occidentales, pero con el apoyo moral de los pueblos victimizados por el colonialismo. 
El mundo registró la salida de multitudes a las calles en nuestro apoyo moral, pese a la “prudencia” de los gobiernos cipayos.

Violaciones de los Derechos Humanos y códigos de guerra

En Malvinas y aguas del Atlántico Sur  se combatió con arrojo frente a las tecnologías más sofisticadas del “arte de matar”. Precisamente fue un submarino nuclear, en acción por primera vez en la historia, quien hundió al Crucero Belgrano fuera de la zona de exclusión. Así lo admitió públicamente la primera ministra inglesa, su gabinete y el Parlamento. Todo un crimen de lesa humanidad que espera justicia. ¡No podemos hacer oídos sordos a ese reclamo!

A mediados del mes de mayo pasado, fue la CGT, la principal institución de los trabajadores argentinos, con sus máximas autoridades presentes, que brindó un merecido homenaje a los veteranos de Malvinas. Allí no se habló solo del compromiso de honor de recuperar las islas del Atlántico Sur sino también de  reclamar el enjuiciamiento de los responsables británicos por delitos contra los derechos humanos. Se destacaron  allí algunos hechos bien probados, tales como el citado caso del Crucero Belgrano, la matanza de prisioneros de guerra argentinos en especial luego de la batalla de Goose Green (Pradera del Ganso). En ese lugar, se obligó también a cautivos argentinos a desenterrar minas y transportar municiones y explosivos, lo cual provocó más muertes y mutilados permanentes. Esos hechos que contravienen los famosos Convenios de Ginebra, son condenados como delitos graves e imprescriptibles.

Expertos historiadores militares ingleses y otros extranjeros, coinciden en sorprenderse que en la batalla de Pradera del Ganso los muertos argentinos (140) fueron exageradamente más que los heridos, cuando lo normal es que sea todo lo contrario y por mayor diferencia. Esto hace indicar que podría haber existido una matanza de heridos. Asimismo, los medios de difusión británicos venían alentando venganza y dureza contra los “argies” porque uno de sus caídos era un coronel de paracaidistas, bajo la falsa acusación de que cayó luego de haberse levantado bandera blanca del lado argentino, lo cual es inexacto. Pero la repetida versión dio lugar a gritos de revancha y castigo, afirmando que “los argentinos no se merecen conmiseración alguna”. El notorio clima estimulado por especialistas en guerra sucia sicológica, justifica las acusaciones de fusilamientos de prisioneros argentinos.

El Sunday Times (el Times de los domingos) al hablar de las bajas argentinas de la Batalla de Goose Green, en su edición del 6 de junio de 1982, dice: “Los primeros cálculos oficiales de 50 muertos, luego de 100 y para el miércoles ya había 250”.

 “Fusilamiento del suboficial Artuso”

El 25 de abril de 1982 día de la caída de las Georgias en manos inglesas, el Ministerio de Defensa en Londres anunció que “se rindió la guarnición sin la menor resistencia y fue inutilizado el submarino argentino “Santa Fe’”. Tres días después, el 28, otro parte ministerial informaba: “Un miembro de la Marina Argentina, capturado herido durante la operación de las Georgias del Sur había fallecido”.

El 29 de abril, la fuente oficial informa que “un comité de investigación se estaba formando para estudiar el serio incidente” en Georgia. Ese mismo día y el siguiente, los órganos de difusión, entre las medias palabras ministeriales, sumaban versiones y suposiciones sobre el misterioso caso. Vayan  ejemplos: 
Perdió la vida a consecuencia de disparos, durante su cautiverio”; “sin comentarios” (ni siquiera se da el nombre de la víctima); “prisionero muerto en ‘incidente’”; “murió en un no especificado y serio incidente”; “prisionero muere en intento de sabotear submarino”, “La misión suicida de soldado ‘humillado’”; “Una reacción por la humillante rendición argentina”.

Recién el día 30 se publica oficialmente el “nombre del marinero (argentino) muerto” por noticia proveniente de Buenos Aires. Se trataba del suboficial Félix Oscar Artuso, agregando que “las circunstancias y el lugar de su muerte no fueron suficientemente esclarecidos por el gobierno británico”.

El 1º de mayo el Ministerio de Defensa vuelve a tocar ligeramente el tema Artuso diciendo que “ayer fue sepultado en Grytviken, en las Georgias” y reitera “se haría una investigación”. Más la confusión se incrementa con una nota del Daily Mail del 18 de mayo titulada: “Funeral para un invasor caído”. Se al sepelio del “sargento primero Artuso” como una noticia del día anterior. ¿No había sido sepultado el 30 de abril? Lo cierto es que en varias oportunidades volvió a mencionárselo durante el conflicto armado como a la investigación “en curso”.

Hasta hoy, junio del 2009, no se tienen más noticias. Por el contrario, la “matanza de Goose Green”, con su prometida Comisión Investigadora, horas después del anuncio de su constitución, se conoció el veredicto de la misma: “accidente”. Evidentemente, la justicia británica actúa a dos velocidades.

 

14/VI/09