Escrito por Juan Domingo Perón.
1º de mayo de 1957
Señor Dr. D. John W. Cooke
Santiago
Mi querido amigo:Contesto su carta del 24 de abril pasado y le agradezco sus informaciones, como asimismo debo decirle que una vez más comparto sus ideas referentes a la situación y a los procedimientos que debemos seguir en adelante.
Veo que las cosas referentes a la terminación del juicio promovido por la extradición van para largo y, aunque espero que las gestiones se puedan adelantar después del 7 de mayo, no tengo mucha fe a las decisiones de esos tribunales de animales sagrados que trabajan mas "pro domo sua" que en defensa de una justicia en la que, los primeros en no creer, son ellos mismos. Es inadmisible que ustedes se encuentren allí detenidos y si entre todos esos pelucones hubiera uno solo que defendiera realmente la justicia comenzaría por decir que el asilo no puede ser al estilo de Al Capone: en la cárcel. Es una cosa contra la que siempre he reaccionado, el hecho de que una persona pueda pasar en la cárcel un montón de tiempo para que después un tipo que, a lo mejor no tiene el menor asomo de honor, le diga muy suelto de cuerpo que la formación de juicio "no afecta su buen nombre ni honor", pero se ha pasado a lo mejor privado arbitrariamente de su libertad durante años. Creo que lo más justo sería que el inculpado fuera el que dijera al juez que, a pesar de haberlo injustamente castigado, ese castigo injusto no afecta el buen nombre y honor del juez, desde que la ecuanimidad más elemental afirmaría que es injusto y no es diligente (y eso no es honor para na lie).
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