Para Volver a Volver Partido del Movimiento Nacional o Partidito de la Partidocracia
Los juegos de la partidocracia y la suma cero. Discurso concientizador o juegos de alta tecnología incomunicativa. En política se persuade en la milicia se ordena. Hasta la mejor idea sin consenso es la peor idea. Unidad y verticalismo para la felicidad del Pueblo y la Grandeza de la Patria. Los argentinos admiran la grandeza y denigran la mezquindad.
Si el peronismo fuera un partidito más de la partidocracia liberal, los juegos del discurso político debería entusiasmar a sus partidarios. Pero el peronismo es la cabeza del Movimiento Nacional y Popular de la Argentina.
Semejante condición trae responsabilidades de conducción política que lo obligan a un accionar de política grande. Cómo un movimiento que tiene por bandera la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria está llamado a concientizar no a producir política en base a un discurso que falsea la realidad, desconcientiza y, encima, genera antagonismos ociosos.
Mientras advertía que con las mentiras se podía llegar muy lejos, pero lo difícil era volver, Perón era recurrente en asociar conducción con acción persuasiva, con la construcción de consensos en lugar de mandonear. Cómo si viniera de otra galaxia, el actual gobierno hace política en base a un discurso de confrontación, donde coloca al adversario como enemigo, en base a frases hechas que descalifican y dividen el frente interno. Asesorados por "el enemigo", trata de oligarcas y golpistas, de incendiarios, desabastecedores, de avaros evasores y de piqueteros de la abundancia a quienes resisten una resolución que también parece asesorada por el mismo "enemigo".
No se corresponde con la condición de liderazgo nacional del peronismo, utilizar en la lucha interna un discurso desconcientizador que debilita y acrecienta la vulnerabilidad del pueblo y la nación argentina frente a los intereses foráneos y a las verdaderas elites de poder, minoritarias, que vienen condicionando sin denuncia alguna por parte del kirchnerismo como ayer por el menemismo.
Perón era un conductor que diferenciaba claramente los valores estratégicos de los tácticos, dos dimensiones de la acción política que, a la vez, de concientizar, mostraba el sentido de complementariedad y supremacía de uno respecto del otro. Es por eso que, con apariencia de abstractos, iba dejando asentados grandes objetivos liminares de la política peronista como "la grandeza del pueblo y la grandeza de la Patria"; por eso, superada la primera etapa, fue que convirtió el espacio peronista en un territorio común a todos los argentinos. Así, en su vuelta definitiva, dejó consignado que "para un argentino no hay nada mejor que otro argentino".
Unidad vertical
Verticalizarse políticamente en el peronismo llamado a cumplir un servicio superior a los intereses del pueblo y de la nación, no puede dar razón a determinaciones que lleven a encerrarse como hacen las sectas o los partiditos. El sistema del modelo político de conflicto no se condice con sus grandes objetivos. Además, convertir la democracia en un juego político de oficialismo contra oposición es hacerle el juego a los verdaderos enemigos de la nación y del pueblo. Es jugar al Don Pirulero, dejándole el escenario de la realidad en manos de los factores de poder que hoy más que nunca han sido entronizados como poder real al que el poder formal debe inclinarse.
El juego en el que se enredó el gobierno es mucho peor que un juego de suma cero, es un juego a pura pérdida. Ahora, para entender esto, ¿hace falta más evidencia que la que está pasando, con un gobierno legalmente constitucional que se desacredita día a día con sus criterios y sus políticas, atrapado sin salida envenenándose con su propia medicina, tensionando, desorientando y desalentando al pueblo? La lógica equívoca elegida es la que convierte en laberinto y encrucijada a la acción política. ¿Alguien puede dudar que se metió la pata al pasar del 35 al 44 % móvil en las retenciones aceptadas por los productores agropecuarios (que habían pasado del 10 al 20 y al 27 %, entre cinco años)? ¿Puede ser que dirigentes que dicen pertenecer al peronismo no entiendan que las decisiones deben darse "en su justa medida", que el vaso aguanta hasta que se desborda?
El peronismo justicialista no conforma una doctrina ni un pensamiento político fundamentalista. Vitalista y sistémico, no habla de absolutismos, piensa y decide en términos de medida. Sabe que por defecto o por exceso se puede caer en la torpeza, en el error político de una decisión. Decía Perón que: "El error más grave que puede cometer un político es no ubicarse en el panorama real de la situación del país, es decir, mirar el espectáculo y no penetrarlo ni conocerlo y, en consecuencia, apreciarlo y resolverlo equivocadamente" (1). En ese mismo discurso también llamó la atención sobre que: "Los que afirman que la política es mala, se olvidan de decir que la política es buena cuando se hace en beneficio del país y es mala cuando se hace en su perjuicio". ¿Quién puede dar por buena una decisión política que deja al máximo nivel de gobierno de un pueblo encerrada en la opción "debilidad-fortaleza", si reconozco el error pierdo autoridad si impongo el error defiendo la autoridad?
Unidad vertical no es un dogma, Perón que dejó de heredero al pueblo, no quería un pueblo dogmático sino inteligente. Para él el interés supremo de la política peronista era defender al pueblo y a la nación. Desde ahí pensaba la unidad y la verticalidad. Desde ahí agregaba otra verdad clave de la organización: "Primero la Patria"... Teniendo esta clave como orientadora de las decisiones, enseñaba la prevalencia de valores dentro de una doctrina y filosofía política. Mostraba la primacía de unos sobre otros, dejando a la vista los límites de la verticalidad y la racionalidad que debe sostenerla.
De que vale la unidad férrea si vulnera la razón política de su valor. Perón no hacía principismo estúpido. Seguramente, quienes no comprenden o se aprovechan de valores políticos utilizados como dogmas, no se dan cuenta de que están rebajando a Perón de líder a simple caudillo oportunista, coincidiendo así con el falso estereotipo que los antiperonistas han buscado difundir.
Seguro también que estas reflexiones a los pícaros los irritará. Pero cuando se es testigo comprometido y se advierte que se está llevando al pueblo y a la nación a situaciones como la actual, callarse es convertirse no sólo en cómplice sino en traidor.
El conflicto ya lleva casi 80 días, un tiempo de agobio inesperado para un pueblo que había soportado muy recientemente la sensación de abismo en el 2001-2002. La inflación, el problema que el gobierno no lograba domar, con los efectos de la equivoca decisión incrementó su valor en un ciento por ciento. La canasta familiar que de diciembre del 2001 había subido al doble, ahora en apenas tres meses creció en un 50 %. Los fatídicos bonos, cuyo interés especulativo tiene a la inflación como eje (¿otro error político?), han caído en un 20 % (y cuando haya que rescatarlos mostrarán que la deuda pública se incremento geométricamente). El Banco Central ha tenido que funcionar como bombero, entregando reservas de divisas por 1.200 Millones de dólares para sostener la cotización, pero sin impedir lo que se da detrás de estas corridas: las fugas de capital y la desinversión productiva. En definitiva un balance de pérdidas. Qué decir respecto al "evitar pérdidas mayores".
Sin dudas invocar al compromiso militante para tapar el error resulta una contradicción. En las circunstancias actuales y las del contexto histórico, el compromiso de militante por el contrario debe materializarse movilizándose territorialmente discutiendo con la dirigencia que los representa, instándolos a jugarse y actuar como corresponde. Haciéndoles bien presente que una de las virtudes principales del pueblo argentino, su admiración por los gestos de grandeza y su desprecio por las mezquindades del juego comiteril. Por eso es que cuando los gobernantes peronistas aplican decisiones políticas que contienen grandeza, se fortalece, no se debilita.
Normalizar el partido Justicialista no significa institucionalizar el sectarismo, por el contrario es recuperar el territorio donde desde adentro se pueda hacer cierta la acción militante y la representatividad de los dirigentes.-
NOTAS:
(1) Discurso del General Don Juan Domingo Perón ante los delegados del
Congreso General Constituyente del Partido Peronista. Año 1947.
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