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¿Qué haría Ud. con la Shell en la Argentina, Sir Winston Churchill?*

Es hora ya de poner fin a la ausencia de control y dominio estatal sobre las reservas y producción de hidrocarburos; es hora de terminar con la ausencia de refinerías y estaciones de servicio propiedad del Estado.

Con las últimas declaraciones del presidente de la Shell en el país, la escalada diplomática, política y económica entre Gran Bretaña y la Argentina (Mercosur y Unasur incluidos) ingresa en una etapa superior. Días atrás, Aranguren expresó: "Vaya toda la solidaridad de Shell ante las cada vez más frecuentes amenazas a la libertad de prensa que están (estamos) padeciendo." Sus palabras tuvieron como destinatario el 142 aniversario de la fundación del diario La Nación. No es la primera vez que este señor se entromete en cuestiones de política interna. Sin embargo, sus últimas manifestaciones no pueden ser tomadas como una más del montón. Estamos en pleno 30º aniversario de la Guerra de Malvinas. Estamos recién protagonizando una medida histórica, por su naturaleza antiimperialista y sudamericanista, en relación con la disputa de la soberanía, cuando el Mercosur decidió bloquear el ingreso de barcos con bandera de las Falklands (las Malvinas no tienen otra insignia que la celeste y blanca).

Al cruce de las declaraciones de Aranguren, salió el ministro de Planificación Julio De Vido, quien retrucó: "El representante de un monopolio saludó a un integrante del oligopolio mediático argentino." Justa respuesta. Pero Aranguren dice lo que dice en primer lugar porque tiene al Estado británico detrás; y en segundo lugar, precisamente por su posición dominante en el mercado interno de los combustibles. ¿Hasta cuándo se tolerará el oligopolio en materia de refinación, extracción y reservas de petróleo y gas natural? ¿Hasta cuándo la ausencia del Estado en dichos segmentos? ¿Qué hacer con la Shell? El mismísimo Churchill podría servir de guía. Ironías de la historia, hubiera dicho Hegel.

SHELL EN EL OLIGOPOLIO. Producto del proceso de privatización del sector hidrocarburífero nacional entre 1976 y fines de los '90, el Estado como actor estratégico en materia de extracción y reposición de reservas de petróleo y gas natural, refinación y expendio de combustibles (testigo en la fijación de precios) fue remplazado por un oligopolio conformado por Repsol-YPF, Shell, Esso y la estatal Petrobras. Por ejemplo y sólo en materia de estaciones de servicio, YPF cuenta con el 31% del total, Shell con el 18%, Esso 13% y Petrobras 12% (restantes el 26%). En cuanto a la refinación, sólo Repsol-YPF y Shell explican cerca del 71% del total a nivel nacional (55,4% y 16,6% respectivamente). Similares niveles de concentración se aprecian en materia de extracción de hidrocarburos (excluyendo a Shell y Esso por no operar en el upstream). Más datos. Según la Secretaría de Energía de la Nación, la firma anglo-holandesa participó en el mercado del procesamiento de petróleo con un 15,3% del total nacional entre enero y noviembre de 2011. En igual período, vendió al mercado interno un 33,8%, 18,4% y 18,7% del total en naftas común, súper y ultra respectivamente.

¿QUÉ HACER CON LA SHELL? Aquí una pregunta que muchos argentinos y argentinas se deben estar formulando y desde hace tiempo, al menos desde que el ex presidente Néstor Kirchner llamó a la población en 2005 a boicotear las alzas indiscriminadas e injustificadas de los precios de sus combustibles. Tales decisiones unilaterales que lesionaron el bolsillo del consumidor, no han terminado en absoluto. Recordemos el desabastecimiento de mayo-junio de 2008, en pleno conflicto de la 125. Recordemos también las alzas de febrero del año pasado, alzas que terminaron con las sanciones de la Secretaría de Comercio. ¿Qué hacer con la Shell? Las actividades prospectivas realizadas por esta compañía a fines de los '90 resultaron claves para que la exploración petrolera ilegal e ilegítima en el archipiélago pudiera no sólo proseguir durante el nuevo siglo, sino finalmente dar con el crudo en cantidades comercialmente viables (ver de este mismo autor, Malvinas y Petróleo. Una historia de Piratas). ¿Qué hacer con la Shell? Respondamos con nacionalistas extranjeros, que aunque censurados, los tienen y por montones. Dijo Churchill en 1913, apremiado por la carrera armamentista con Alemania y ante la ausencia de compañías estatales de petróleo: "Bajo control gubernamental, debemos asegurarle a la Marina Real los más importantes yacimientos de crudo (persas). Un año después y en memorándum entregado por él mismo al Foreign Office expresó: "(La estrategia oficial) pasa por mantener viva la competencia de fuentes de suministro independientes, que frustre la formación de un monopolio universal y de esa manera proteja al Almirantazgo de convertirse en una entidad dependiente (en materia de petróleo) (...) Y como el libre mercado se está convirtiendo en una libre farsa, (el Almirantazgo) deberá convertirse en dueño, o bien, hacerse del control mayoritario de la fuente (de crudo)" ¿A qué monopolio se refería? Al Grupo Royal Dutch/Shell y a la Anglo-Persian Oil Company. La solución de Churchill vino en 1914, y fue presentada por él mismo en la Casa de los Comunes. El proyecto establecía que el gobierno británico tomaría el 51% del paquete accionario de la Anglo-Persian, colocando dos directores propios en dirección ejecutiva de la compañía. A la Shell, más complicada de nacionalizar, le reservó las siguientes palabras: "(Debemos) preservar el interés británico sobre los yacimientos de Persia de las maquinaciones de la Shell, así como de cualquier otra compañía foránea o cosmopolita. Sólo así podremos obtener el poder de regular el desarrollo de acuerdo a nuestro interés naval y nacional." La propuesta de Churchill fue aprobada en el Parlamento por 254 votos afirmativos contra 18 negativos.

OLIGOPOLIO MEDIÁTICO Y OLIGOPOLIO HIDROCARBURÍFERO. ¿Qué busca Londres al ordenar al presidente de la Shell colocarse en calidad de opositor político a la Casa Rosada? ¿Preparar su retiro del país? ¿Desestabilizar políticamente? ¿Pretende sumar a la escalada entre el Reino Unido y la Argentina? En este sentido, ¿qué rol jugará la Shell si la confrontación por la disputa de la soberanía de Malvinas en su 30º aniversario sigue profundizándose? Evidentemente a Aranguren le debe dar mucha confianza la proximidad de la base militar-nuclear más importante de la OTAN en suelo latinoamericano. Típico empresario-colonialista envalentonado con el olor a pólvora de la Corona, ahí a mano, siempre. Como sea, el célebre Acuerdo de Achnacarry de 1928, piedra basal de la conquista petrolera mundial por parte del frente petrolero anglo-sajón, fijó las políticas de acuerdo para el reparto oligopólico de los mercados planetarios de combustible. Ese acuerdo –luego consolidado por la vía militar en Medio Oriente y África– sigue vigente en la Argentina. La elaboración, distribución y comercialización de combustibles, como el dominio y reposición de reservas deberían ser declaradas también de "bien público". El oligopolio comunicacional no es menos perjudicial que el oligopolio hidrocarburífero. Y dentro de ese oligopolio, Shell ha venido protagonizando un rol sumamente perjudicial tanto a la seguridad energética nacional como a la seguridad jurídica del pueblo consumidor. Es hora ya de poner fin a la ausencia de control y dominio estatal sobre las reservas y producción de hidrocarburos; es hora de terminar con la ausencia de refinerías y estaciones de servicio propiedad del Estado. Habría que recordarle a Aranguren que los argentinos tuvimos y tenemos nacionalistas más nacionalistas que sir Winston Churchill.

*Publicado el 15 de Enero de 2012

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