Escrito por Francisco Pestanha.

De las catacumbas al poder

FORJA ratifica su fe en la democracia que es el único régimen político que asegura la paz, la dignidad humana y el progreso de los pueblos: en consecuencia repudia todos los imperialismos y no acepta la intromisión en nuestras instituciones nacionales de los extremismos de derecha y de izquierda, que son incompatibles con la idiosincrasia del pueblo argentino y que pretenden servir a intereses políticos extraños a la argentinidad.

Introducción

Describir el proceso de integración de algunos forjistas a la gestión pública durante la primera década peronista, no sólo nos permite visualizar el itinerario de un agrupamiento que desde su prédica y su práctica contribuyó a cimentar el movimiento conducido por Juan Domingo Perón, sino que, además, facilita el análisis y la revisión del derrotero de un sector determinado de la elite política de la época, cuya actuación se vio decididamente opacada por la avalancha peronista.

Afirma Oscar Aelo "...los estudios del peronismo han enfatizado largamente sobre su base social, y especialmente, respecto al rol que habría jugado la clase obrera en su conformación inicial
[...] buena parte del debate historiográfico se ha centrado en la observación de las pautas del comportamiento obrero, y en la postulada relación directa que se habría establecido entra la clase y un emergente liderazgo carismático y plebiscitario" . En los últimos años, sin embargo, aparecen numerosos ensayos que cuestionan total o parcialmente las conclusiones derivadas de las premisas precedentes, que hacen especial hincapié en la "...contribución de las segundas líneas en la modelación de las doctrinas y prácticas políticas del movimiento peronista" .

En este orden de ideas pensamos que la Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina, FORJA, constituyó un verdadero protoperonismo. No sólo a partir de la ardua y paciente labor de articulación de las diversas corrientes nativistas desarrolladas durante las décadas anteriores al surgimiento del Justicialismo sino, también, desde la promoción de prácticas políticas y modelos de gestión pública claramente diferenciados de los que reinaban en la época. Los aportes de esta agrupación fueron, sin duda, producto de una profunda intuición que permitió a sus integrantes "...visualizar nítidamente un proceso que venía acuñándose en el substrato material y cultural de la patria. Ello era lógico ya que ellos mismos eran integrantes de ese subsuelo patrio, y además, de una generación que protagonizaba una profunda revolución ética y estética." .

Arturo Jauretche, plenamente consciente de la importancia histórica de FORJA en la conformación del ideario justicialista, recordaba que: "Se era liberal, se era marxista, o se era nacionalista partiendo del supuesto que el país debía adoptar el liberalismo, el socialismo o el nacionalismo y adaptarse a ellos, partiendo del supuesto doctrinario importándolo, reproduciéndolo o forzando a la naturaleza a condicionarse a el" . Según el linqueño, el gran aporte de FORJA "no fue hacer ni liberalismo, ni marxismo, ni nacionalismo, sino contribuir a una comprensión en que el proceso era inverso, y que las ideas universales se tomaran solo en su valor universal pero según las necesidades del país y según su momento histórico las reclamasen como creaciones propias del mismo en su marcha ascendente. En una palabra utilizar las doctrinas y las ideologías y no ser utilizado. Hacer del pensamiento político un instrumento de creación propia..."

Si bien es cierto que algunos forjistas desempeñaron diversas funciones públicas durante el período yrigoyenista , la mayoría de ellos recién tuvo su primera experiencia gubernativa durante el peronismo, llegando así a diversas instancias del Estado nutridos de cierta virginidad respecto de los innumerables vicios que caracterizaban a la vieja

política y a la gestión de la cosa pública. No obstante el interés que reviste el estudio pormenorizado de la incorporación de algunos de sus militantes al gabinete del Gobernador Mercante, en su carácter de miembros de una elite política que venía operando sobre la realidad nacional, es dable destacar que el atractivo especial de esta integración reside en sus contribuciones a la creatividad, la eficacia y la coherencia ideológica, como se verá en ésta y en futuras obras.

El repositorio documental que perteneciera a Francisco José Capelli - último secretario general de FORJA - nos permite, una vez más, develar aspectos poco conocidos de la experiencia de este agrupamiento; aspectos emergentes de las investigaciones realizadas con el invalorable apoyo brindado por la autoridades de la Corporación Buenos Aires Sur.

Consideraciones preliminares

La actividad de FORJA no se concentró, exclusivamente, en la producción de literatura política y, menos aún, como suele sostenerse, en el desarrollo de una "...corriente interna escindida de la UCR, de carácter doctrinario y constituida por intelectuales en su mayoría, jóvenes universitarios y profesionales de clase media tributarios del pensamiento yrigoyenista". Como bien señala Delia María García, esta última caracterización en modo alguno "...alcanza a reflejar los matices diferenciales de heterogeneidad social, cultural, y de origen político" de sus integrantes. La experiencia del forjismo marplatense y de otras filiales provinciales del agrupamiento dan cuenta de una multiplicidad de estrategias y actividades que se extienden también hacia el mundo del trabajo y, en especial, hacia el proceso de nacionalización del movimiento obrero argentino. Este dato no menor resulta particularmente esencial para comprender los orígenes del peronismo y el rol que le cupo a Domingo Mercante en los albores de su trayectoria.

En línea con esta observación bien cabe puntualizar, a modo de ejemplo, la misión que le cupo dentro de la organización a Libertario Ferrari, peón de la Compañía Primitiva de Gas y encuadrado sindicalmente en la Agrupación de Obreros y Empleados del Gas (antecedente de la actual Asociación de Trabajadores del Estado). Militante radical que se suma a FORJA como tantos otros jóvenes de la época, rechazando la oligarquización del partido centenario en manos del Alvearismo.

La actuación de don Libertario no se limita a la mera difusión del ideario forjista en el seno mismo del movimiento obrero, a partir de la distribución de documentos y ensayos producidos por los notables de la agrupación. Su participación resulta crucial en los acontecimientos del 17 de Octubre, cuando a instancias de Arturo Jauretche desobedece a su propia organización sindical y vota a favor de la huelga en apoyo de Perón. Fernando Del Corro relata los acontecimientos que evidencian tal actitud y comportamiento y, en relación al debate acontecido el 16 de octubre de 1945 por la noche en la CGT, señala que el ferroviario Telmo Luna, vocero del sindicato "La Fraternidad" había expresado "... quien propuso que, en lugar del paro general, la CGT dispusiera solicitar una audiencia al entonces presidente General Edelmiro J. Farell para llegar a un acuerdo destinado a lograr la libertad de Perón y su vuelta de Martín García. ¡tenemos que aprovechar este momento excepcional, favorable para nosotros, pues si no habremos perdido la lucha por muchos años. no olvidemos que la oligarquía está unida al comunismo y los comunistas no necesitarán mucho tiempo para quitarnos la dirección del movimiento obrero y entonces estará todo perdido!, replica a Luna el forjista Libertario Ferrari, al impulsar la ratificación del paro en un debate que se prolongó durante horas y que, cuando concluyó, alrededor de la una de la mañana del 17 de octubre con el voto por la medida de fuerza, esta última ya había comenzado y los trabajadores de los frigoríficos y otras empresas del Gran Buenos Aires y La Plata comenzaban a cruzar los puentes y a ingresar a esta ciudad" .

Lo dicho precedentemente da cuenta de que la actividad de FORJA fue realmente señera de cara al proceso que se avecinaba. La estrategia obrerista desplegada por Juan Perón tuvo como antecedente inmediato una profusa acción política e ideológica en manos de los forjistas, orientada hacia la nacionalización de las conciencias en el seno de la clase trabajadora organizada. Coincidimos, de esta manera, con la tesis del catedrático Japonés Hiroshi Matsushita quien en una entrevista publicada hace unos años en un matutino de esta ciudad afirmaba que: "Al poco tiempo de estar enfrascado en la historia de FORJA llegué a una nueva conclusión: la participación de dirigentes obreros, desde esa temprana etapa, había sido de gran importancia y no sólo en las cuestiones estrictamente laborales. El tema de mi tesis se redefinió solo: la adhesión obrera al peronismo en el período 43- 45, estaba claramente ligada al desarrollo de una conciencia nacional previa en las organizaciones obreras. Dicho de otro modo, el sindicalismo argentino fue político mucho antes de Perón". En igual sintonía se expresa Cristian Buchruker cuando asevera que el forjismo "... seguía una política sindical diferente a la de las ligas del movimiento restaurador. En vez de intentar la fundación de sindicatos estrictamente nacionalistas [...] difundieron su ideario en algunas organizaciones socialistas y sindicalistas ya existentes, donde lograron la adhesión de activistas jóvenes en el que se destacaron L. Caparrós (industria del vidrio), A. Ejivoli (portuarios) y L. Ferrari (empleados públicos)"

El predicamento que alcanzó el ideario forjista en el campo sindical, militar y político, sumado a la aceptación que encuentra su doctrina en las jóvenes generaciones de la época, en especial en aquellas radicadas en las provincias, muestra la presencia de un nutriente que va mucho más allá de lo estrictamente académico e ideológico. Nutriente que se ve reforzado por el carácter optimista de sus integrantes, quienes veían a una nación en continuo surgimiento en claro antagonismo con la mentalidad defensiva de un nacionalismo restaurador que, habiendo participado del golpe de 1930, sentía que la nación había sido derogada después de la batalla de Caseros .

La de FORJA fue, en síntesis, una experiencia enriquecedora no sólo en lo que refiere a sus inestimables aportes a la historiografía, la economía y la ciencia política, sino también en cuanto a los aspectos vinculados a la fertilización del terreno, al proceso que se avecinaba y, posteriormente, al diseño y ejecución de modalidades de gestión pública decididamente enmarcadas en una idiosincrasia auténticamente nacional.

A partir de estas consideraciones generales, y en razón de la labor que me toca desarrollar en la presente obra, se impone el despliegue de un relato introductorio que de cuenta del contexto en el que se incorporan los forjistas al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, cuya conducción estuvo a cargo de Domingo Mercante. Recordemos que Mercante asume la primera magistratura provincial 16 de Mayo de 1946, luego de haber obtenido un auspicioso triunfo sobre la fórmula radical, por una diferencia de 147.575 votos, en las elecciones acontecidas el 24 de febrero de 1946.

Mercante y Perón

Domingo Mercante y Juan Domingo Perón mantienen un primer contacto en el año 1924 en la Escuela de Suboficiales, en oportunidad de un curso sobre el armamento adquirido recientemente por el ejército . Pero, es recién en la Dirección General de Inspección de Tropa de Montañas cuando realmente comienzan a trabar una relación que resultará cardinal para el futuro de Mercante y para quien en tres oportunidades consecutivas fuera a ocupar la primera magistratura del país.

Relata Domingo Alfredo Mercante - hijo del ex gobernador - que su padre comienza a desempeñar funciones en dicha Dirección a instancias de Edelmiro Farrell , luego de haber sido destinado en Covunco Centro, a 200 kilómetros de la Capital Neuquina, por orden del General Rocco , y en represalia por haberle cuestionado ciertos sobreprecios que se registraban en la adquisición de material militar.

En su nuevo destino, Mercante traba y consolida una relación cotidiana con un Perón cada vez más activo y concentrado en la labor política. Cuenta su hijo que en cierta circunstancia y ante el requerimiento de su progenitor respecto de la compulsión hacia la escritura, el futuro presidente termina respondiendo: "... todas las preocupaciones que le confesé durante nuestras conversaciones estoy volcándolas en papel; si no nos organizamos y luchamos para salvar al país de su triste destino estamos perdidos: lea y mañana charlamos" . Muy probablemente, en ese instante Perón le hace entrega a Mercante de unos borradores que contenían los fundamentos del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), logia militar que será el punto de partida para la carrera política del General, y cuya misión principal será, según su mentor, "organizar y unificar a los oficiales de todas las guarniciones para salvar al país".

La estrategia en el orden militar: el GOU

El GOU, Grupo de Oficiales Unidos o Grupo Obra de Unificación , constituye una verdadera logia dentro del ejército cuyo objetivo fue impulsar una profunda transformación institucional. En términos generales, sus integrantes procuraban un "Estado fuerte, dirigista, planificador y sustancialmente benefactor, de orientación nacionalista, que redujera la influencia extranjera sobre la vida política y económica Argentina, y preocupado por un desarrollo industrial orientado a satisfacer las necesidades de un mercado interno en expansión" . El GOU representa, de este modo, una clara manifestación de la inteligencia político estratégica de Perón y, en tal sentido, un eslabón muy crítico en su marcha hacia el poder.

En medio de la profunda crisis moral e institucional que aquejaba al país (recordemos que el período 1930- 1940 fue denominado "La década infame ), caracterizada por el fraude, la sumisión, la manipulación y la mediocridad política, una organización como el GOU, articulada sobre la base de principios político – doctrinarios comunes, de cierta horizontalidad en la decisión y de un juramento de lealtad, constituía una propuesta altamente seductora para una oficialidad que apostaba a un futuro autónomo e independiente de un país joven y potente. Al tiempo que le permitía a Perón aglutinar un poder paralelo al de la conducción de la fuerza y operar directamente sobre la realidad castrense.

El GOU estuvo integrado por el mismísimo Juan Perón y, entre otros, por Miguel A. Montes, Fernando Estrada, Enrique Gonzáles, Urbano de la Vega, Juan Carlos Montes, Agustín de la Vega, Emilio Ramírez, Aristóbulo Mittelbach, Arturo Saavedra y Benjamín Avalos. Entre los miembros fundadores figuraba como el "...número 1 el teniente coronel Domingo A. Mercante mientras que el coronel Perón se había reservado el último puesto, número 19, figurando como miembro encargado de la coordinación. "

Desde su origen y creación, la institución tiene un claro sentido político dirigido a establecer una organización de cuadros militares dotada de una fuerte y significativa coherencia, de cara al futuro acceso al poder. Perón relata que: "Como era de esperar, fuimos todos llamados a distintas funciones del gobierno. Algunos con más responsabilidad que otros, pero en casi todos los organismos del Estado, había un oficial del GOU tal como yo había pronosticado. Ni siquiera tuvimos que pedir funciones, nos las ofrecieron El problema principal que había en aquel entonces, era la actitud de la Argentina con respecto a la guerra europea. Sobre todo, la actitud que debía tomarse con respecto a su futuro desenlace. Ya en el año 43, se hacía más o menos evidente que Alemania e Italia, llevarían las de perder. Pero también era evidente que eso no era motivo suficiente, ni argumento válido para declararles la guerra. El problema no era tan simple, porque por otra parte, tampoco teníamos nada que ganar con esta postura. Salvo un puesto en la cola de los imperialismos triunfantes...Pese a que se desató una campaña tremenda en todo el ámbito de opinión del país y en el exterior en pro de que nos alineáramos de lado de nuestros "tradicionales aliados" no lo hicimos .

La estrategia política del entonces todavía coronel, como se verá más adelante, no se circunscribía exclusivamente a la dimensión militar. En su concepción ideológica estaba presente la imagen de un pueblo y ejército unidos para la fundación de una nueva Argentina y, en ese sentido, sólo restaba desplegar lo que sería la base de sustentación más genuina del pensamiento de Perón: la estrategia obrerista.

Ingresados los cuadros del GOU a las estructuras del Estado y comenzada la actividad política orientada hacia los trabajadores, la logia comienza a evidenciar, los primeros síntomas de una intrincada crisis. El carácter elitista de algunos de sus miembros y la ceguera intelectual de otros respecto del fenómeno político que se avecinaba, comienzan a producir los primeros chispazos en el seno de la agrupación. Mario Aiscurri alude a tal circunstancia cuando dice: "Para Arias Duval (Secretario de actas del GOU), el proyecto del GOU se agotó cuando Perón comenzó a brillar con luz propia. Al dedicarles tiempo a los obreros se alejaba de sus camaradas de armas. Cuando Perón se alejó de la fraternidad espartana de los camaradas de armas, el GOU comenzó a cuestionarlo. Fue entonces cuando Perón debió disolverlo para evitar que empezara a ser un problema para él" .

La desconfianza y la incomprensión no parecerían ser la razones principales que incidieron en la disolución del GOU; ni siquiera la relación "irregular" de Perón con una mujer que practicaba un oficio "vulgar" y que mostraba una clara ambición política (recuérdese que en aquella época los oficiales en servicio activo estaban sujetos a un reglamento que calificaba una relación como la que Perón mantenía con María Eva Duarte con la sigla SIF - Situación Irregular familiar - considerándose tal situación como una nota negativa) . De todos modos, fueron factores que contribuyeron a la creación de un clima de inquietud creciente, que tarde o temprano podría constituirse en un serio obstáculo para sus expectativas. Nuestras investigaciones y análisis sugieren que el determinante político que finalmente dispara la disolución de la logia, fue la necesidad de relevar a los integrantes del GOU del juramento de lealtad formulado hacia el Presidente Ramírez; de ese modo Edelmiro Farrell podía asumir la primera magistratura. Sobre este punto, de particular significación, volveremos más adelante.

A modo de cierre de este apartado nos resulta ineludible y necesario insistir en la estrecha vinculación existente entre la actividad de FORJA y la logia militar. Ernesto Ríos, en un trabajo publicado en esta colección, propone que las ideas de FORJA, "... no eran del todo ajenas al GOU: las comunicaciones de la logia instaban a sus miembros a la lectura de los trabajos de José Luis Torres, Scalabrini Ortiz y Jorge Del Río, publicados en el caso de los dos últimos en los cuadernos de la agrupación. Pero había también conexiones personales muy cercanas, que permitieron a Jauretche, por intermedio de Oscar Correa y el coronel Pomar, anticiparse a lo que iba a suceder esa mañana de Junio, y ser F.O.R.JA, el único grupo político que estuvo en la calle en el momento del estallido de la revolución" . En línea con este pensamiento, Norberto Galasso afirma que "Manzi se los llevaba (los documentos forjistas) a algunos militares amigos de Perón y ellos se los hacían llegar a Italia cuando Perón estaba en ese país en el año '40. Las ideas de que somos una Argentina colonial, de que queremos ser una Argentina libre, que tenemos una cultura colonial, una economía colonial, eran de los forjistas [...]. Señala asimismo el autor, que la influencia de FORJA se extendió gradual y claramente hacia otros aspectos y elementos substanciales del discurso y del lenguaje peronista, "... La idea de la liberación nacional incluso hasta elementos del lenguaje, los forjistas hablaban de "vendepatria" por ejemplo, hablaban de nueva Argentina" .

Es en el marco de este entramado social y político que queda a la vista el nexo y la vinculación existente entre los integrantes del GOU y de FORJA. En 1940 el Coronel Fernando de Estrada, ex Forjista, Luís Dellepiane y Gabriel del Mazo habían abandonado la agrupación . Sin perjuicio de tal ruptura, Estrada mantiene estrecha relación con sus ex compañeros de ruta y, paralelamente, se va convirtiendo en uno de los hombres de confianza de Perón . Ya acontecida la revolución de 1943 y luego de un primer contacto inicial, el trato entre Jauretche y Perón comienza a intensificarse y transformarse casi en cotidiana. Estrada, por su parte, también participa de tal relación, como puede leerse en anécdotas tales como "Habiendo hablado con Perón una mañana sobre una de las lacras de la maquinaria gubernamental, esto es, la burocracia estatal que obliteraba permanentemente las iniciativas revolucionarias o al menos progresistas, a las cuarenta y ocho horas, cuando se trasladaba hasta Viamonte y Callao, donde funcionaba por entonces el ministerio de Guerra, leyó un discurso que aquel había pronunciado el día anterior dirigiéndose a los empleados y funcionarios de la flamante secretaría laboral. Y añadía Arturo que el texto de la conferencia explicitaba todo lo que él le había manifestado en la citada conversación, aunque con mayor precisión y galanura. Cuando llegó al ministerio se encontró con Estrada y, señalándole el diario que venía leyendo, le expresó: "Mirá que papel ridículo estuve haciendo; yo queriéndole enseñar un tema a un hombre que lo dominaba de antemano". Fernando se lanzó a reír, entrando en ese instante el propio Perón, quien, al preguntarle de qué se reía y Estrada le explicó a Jauretche: "Cuando te fuiste anteayer el coronel me dijo: ya tengo el discurso para esta tarde". Mercante, como se mencionara precedentemente, también se integra a la logia y, operada la revolución de junio 1943 y desde la Secretaría del Ministerio de Guerra convertida ya en centro de operación de la estrategia obrerista, se convertirá en el puntal de su dinámica y de sus actividades.

La revolución de 1943

El 4 de junio 1943, impulsada por el GOU, estalla una revolución genuinamente militar que depone al presidente Ramón Castillo y coloca en la primera magistratura al General Arturo Rawson.

Aunque suele sostenerse que el hecho desencadenante del pronunciamiento fue la tentativa del presidente depuesto de imponer la candidatura del caudillo conservador Robustiano Patrón Costas , es muy probable que esa circunstancia actuara solamente como una excusa y a modo de disparador. En realidad, la revolución venía gestándose desde tiempo atrás. Los rebeldes no sólo aspiraban a reemplazar a los hombres del gobierno depuesto, sino a instalar ideas nuevas y materializar un objetivo preciso: derrumbar a un régimen fraudulento indiscutiblemente vinculado a intereses foráneos. Dicha intención surge nítidamente del manifiesto revolucionario, uno de cuyos autores fue el mismísimo Perón: "Al pueblo de la República: las Fuerzas Armadas de la Nación, fieles celosas guardias del honor y las tradiciones del pueblo argentino, han venido observando silenciosa pero muy atentamente las actividades y el desempeño de las autoridades superiores de la Nación. Ha sido ingrata y dolorosa la comprobación. Se han defraudado las esperanzas de los argentinos, adoptando como sistema la venalidad, el fraude, el peculado y la corrupción. Se ha llevado el agobio al escepticismo y a la postración moral, desvinculándolo de la cosa pública, aplicada en beneficio de siniestros personajes movidos por la más vil de las pasiones. Dichas fuerzas, conscientes de la responsabilidad que asumen ante la historia y ante el pueblo, deciden cumplir con el deber de esta hora, que impone actuar en defensa de los sagrados intereses de la Patria". Se referían, de esta forma, a la dirigencia político – económica que protagonizara la década infame.
La revolución logró su cometido. Castillo es derrocado y en su reemplazo fue designado Presidente de la Nación el general Rawson, sin pertenencia en las filas del GOU, y quien, al intentar formar gabinete con independencia de la organización que lo lleva al poder, se ve obligado a renunciar al poco tiempo. El 7 de junio de 1943, Pedro Pablo Ramírez asume el poder.
La conducción forjista, plenamente informada de la revolución en ciernes, y compartiendo los fundamentos de la misma, mantiene una tensa y cuidadosa vigilia durante la noche del 3 de junio. Acontecidos los hechos, Forja apoya el pronunciamiento militar; Ernesto Ríos relata que, según Jauretche, "Fue Dalessandro el primero en manifestar públicamente el beneplácito por la revolución del 4 de junio de 1943 el mismo día de ocurrida, dando un discurso en la plaza de los dos congresos ante trescientos muchachos ataviados con Boinas Blancas"

Ramírez integra su gabinete fundamentalmente con militares, aunque en la Secretaría de Hacienda designara a Jorge Santamarina, dirigente de la Sociedad Rural y claro simpatizante de los aliados durante la segunda Guerra Mundial. Distingue a conspicuos representantes del nacionalismo con cargos en el gobierno , y el mismo 7 de junio de 1943, el Coronel Juan Domingo Perón, del arma de infantería, es puesto en funciones como Jefe de la Secretaría del Ministerio de Guerra.

La designación de Santamarina, cuyo discurso apelaba a la austeridad y al equilibrio económico y fiscal, y la dura política implementada desde el comienzo, respecto de las organizaciones clasistas de trabajadores, caen muy bien en el establishment económico. Perón, aunque no compartía la orientación impuesta por Ramírez, acepta el cargo silenciosamente.

Tiempo después, el 27 de octubre de 1943, el coronel es designado en un cargo que hasta entonces carecía de relevancia, en el Departamento del Trabajo. Nadie presta demasiada atención a esta designación complementaria que para Perón resultaba de vital importancia ya que era plenamente conciente del carácter explosivo de la situación social reinante y de la influencia de algunas organizaciones de izquierda en el accionar obrero. Llega la hora, sin duda, de intensificar aún más su política de acercamiento a las masas, pero desde una entidad pública con competencia específica en la materia. Tiempo después, la Dirección es elevada al rango de Secretaria de Estado, Secretaría de Trabajo y Previsión, iniciándose así una nueva etapa en el dominio de la política social Argentina.

La evidente estrategia obrerista de Perón no sólo genera fogonazos en el GOU sino que encuentra, además, enemigos en el seno mismo del gobierno, sobre todo, en dos personajes claves: en el Secretario de la Presidencia, Enrique P. González, uno de los mentores de la Revolución, y en el Jefe de la Policía Emilio Ramírez. A las desavenencias internas se suma una situación internacional cada vez más compleja e inquietante. Recordemos que estamos en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial y que las presiones para que nuestro país abandone su posición de neutralidad son cada vez mayores. Presiones a las que se suman las discrepancias respecto de la situación de Bolivia, donde un golpe militar de orientación nacionalista coloca en el poder a Gualberto Villaroel. Ramírez, cada vez más permeable a las exigencias planteadas a su liderazgo, cede a las insinuaciones ejercidas por el Departamento de Estado en torno a la cuestión boliviana y anticipa la ruptura con el eje como paso previo a la declaración de Guerra.

Ambos acontecimientos disparan internas en la dinámica de poder y el 23 de febrero 1944, a instancias de Perón, se disuelve el GOU dejando sin efecto el juramento de fidelidad hacia el presidente Ramírez. Comienza entonces, con relación al primer mandatario, un tiempo marcado por el vacío político.

Luego de una serie de situaciones que dan cuenta de la habilidad táctica de Perón, el 9 de Marzo 1944 Ramírez es obligado a renunciar, asumiendo en su reemplazo el General Edelmiro J. Farell, hasta entonces Vicepresidente de la Nación. Farell se hace cargo de la Presidencia a pesar de cierta oposición a su mandato dentro de las Fuerzas Armadas. Inmediatamente designa a Juan Domingo Perón como Ministro de Guerra , quien desde ese cargo llega a dominar directamente la estructura militar, uno de los pilares clave de su estrategia. En julio de ese año, Perón vence uno de los últimos escollos cuando en votación de oficiales se impone sobre Perlinger y, de esta forma, el día 8 llega a la Vicepresidencia de la Nación con retención de los cargos de Ministerio de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión. Casi en el cenit del poder, sólo le resta a futuro consolidar su base política con el apoyo popular.

La estrategia obrerista en marcha

Integrados Perón y Mercante al Gobierno, y por las condiciones que este último acreditaba en cuanto a su relación con el mundo del trabajo (recordemos que el padre de Mercante era maquinista ferroviario), el coronel le asigna la misión de estrechar vínculos con los dirigentes sindicales. En tal sentido, Robert Potash sostiene que, entre los integrantes del GOU, "...el teniente coronel Domingo Mercante era el principal colaborador de Perón en la promoción de las distintas actividades obreras..." .

El año 1943 resulta vital para el armado de la estrategia de Perón en el campo sindical, cuando toma contacto con Juan Atilio Bramuglia , abogado de la Unión Ferroviaria. Esta relación le permite, en su momento, constituirse en mediador directo en alguno de los conflictos acaecidos en dicha organización, en especial, aquel que determina el reemplazo del entonces interventor de turno; en su lugar es designado Mercante, quien repone en su cargo a algunos dirigentes sindicales cesanteados. Comienzan en esa época, los contactos de Perón con Ángel Borlenghi (Sindicato de Comercio) y con otros dirigentes del campo sindical igualmente significativos por la representatividad y el poder que exhibían.

Una mirada retrospectiva nos muestra claramente cómo, a partir de la intervención de Perón en el mundo del trabajo, la organización sindical aumenta exponencialmente su densidad político institucional. Así, "Como lo ha demostrado Louise Doyon, la sindicalización, escasa hasta 1943, se extendió rápidamente a los gremios industriales primero y a los empleados del estado después, alcanzando su máximo hacia 1950. La Ley de Asociaciones Profesionales aseguraba la existencia de grandes y poderosas organizaciones, un sindicato por rama de la industria y una confederación única – con fuerza para negociar de igual a igual con los representantes patronales [...] en la base, la acción sindical conservó una gran vitalidad, por obra de las comisiones internas de fábrica, que se ocupaban de infinidad de problemas inmediatos referidos a las condiciones de trabajo, negociaron directamente con patronos y gerentes, y establecieron en la fábrica un principio bastante real de igualdad" .

Declaración de los universitarios Forjistas (Original en el Archivo del Dr. Francisco José Capelli) Véase asimismo,Arturo Jauretche, Forja y la década infame, Ediciones Coyoacán, Bs. As., 1962, p. 119

Oscar H. Aelo, Elites Políticas en la Provincia de Buenos Aires: Peronistas y Radicales en las elecciones de 1948. Universidad de Mar del Plata, en www.tau.ac.il/eial/XIII_2/aelo.html

Idem

Véase nuestro, FORJA: La Conciencia Nacional en Marcha. En www.losocial.com.ar (Publicado el 29/III/2006).

Arturo Jauretche, Forja y la década infame ,Ediciones Coyoacán, Bs. As., 1962, pp. 56-57

Ibidem, p. 57

Tal es el caso, como ejemplo, de Juan B. Fleitas (p), quien fuera Ministro de Yrigoyen, o de Manuel Ortiz Pereyra, Fiscal de Estado en el mismo período.

Delia María García; "Forja en la conformación del Peronismo", en J. Melón Pirro y Nicolás Quiroga (compiladores), El peronismo Bonaerense, Ediciones Suárez, Mar del Plata, 2006, pp.154-155

Ibidem, p. 155

Fernando del Corro, Libertario Ferrari: Un olvidado propulsor del 17 de Octubre. En www.rebanadasderealidad.com.ar

Hiroshi Matsushita, Profesor de la Universidad de Kobe, es autor de "Movimiento Obrero Argentino 1930-1945", considerado uno de los libros clave sobre aquella historia sindical. Con grados y postgrados académicos en su país, también obtuvo un doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Cuyo. Clarín, 21/IV/2002

Cristian Buchruker, Nacionalismo y Peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial 1927-1955, Sudamericana, Bs. As., 1987, 261

Ibídem, p. 274

Arturo Jauretche, dirigiéndose a los nacionalistas restauradores sentenciaba "El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo. Para ustedes la nación se realizó y fue derogada; para nosotros, sigue todavía naciendo"

Domingo Alfredo Mercante, Mercante, el Corazón de Perón, Ediciones De la Flor, Bs. As., 1995, p. 35

Idem

Edelmiro Julián Farell. Nació en Avellaneda el 12 de febrero de 1887 y falleció el 31 de octubre de 1980. Ejerció la presidencia de la Nación entre 1944 a 1946. Egresó del Colegio Militar en 1907. Permaneció en un regimiento Alpino italiano desde 1924 a 1926. De regreso a Argentina, luego de ejercer los cargos de Ministro de Guerra y Vicepresidente de la Nación bajo el gobierno de Pedro Pablo Ramírez, asumió la primera magistratura 25 de febrero de 1944. El rol de Farrell en la carrera política de Perón y Mercante fue decisivo.

Rocco terminó degradado y destituido por cometer actos "reñidos con la función Pública". Cfr. Mercante Domingo Alfredo, op. cit., p. 31

Ibídem, p. 37

Sigla sostenida, entre otros, por Fermín Chávez, "Juan Domingo Perón", en Revista del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, número 68; Carlos S. Fayt, "Entrevista al Dr. Carlos S. Fayt", en Revista Lecciones y Ensayos, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires; Bonifacio del Carril, Memorias dispersas: el Coronel Perón, Emecé, Bs. As., 1984; Graciela Mateo, "El gobierno de Domingo Mercante: expresión singular del peronismo clásico", en Raanan Rein y Rosalie Sitman, El primer peronismo. Del regreso a los comienzos, Lumiere, Bs. As., 2005

Así fue denominada por el periodista, ensayista y patriota José Luis Torres

Domingo Alfredo Mercante, op. cit., p.38

Eugenio Rom, Así hablaba Juan Perón, A. Peña Lillo editor, Bs. As., 1982

Mario Aizcurri, La Biblia y el Calefón: Ochenta. En www.bitacoraglobal.com.ar

Bonifacio del Carril, op. cit., p. 49

Ernesto Adolfo Rios, "Escolios Forjistas", en FORJA 70 años de Pensamiento Nacional, Corporación Buenos Aires Sur, Bs. As., 2006, p. 154

Noreberto Galasoso, Entrevista realizada por Gabriel Martín. En www.rodolfowalsh.org

Idem

En 1940 un grupo de integrantes de FORJA, entre los que se encontraban Gabriel Del Mazo y Luis Dellepiane, retornan al radicalismo. Una de las principales razones de la escisión era la negativa de este grupo a avalar la reforma del Estatuto de la agrupación, que dejaría sin efecto la previa afiliación a la Unión Cívica Radical. (La reforma finalmente se realizó, y la más notoria incorporación formal fue la de Raúl Scalabrini Ortiz) No obstante, las distintas posturas con respecto a la Guerra que se iniciaba (neutralistas y rupturistas) fue otro de los factores centrales de esta división forjista.

El Mayor Estrada es uno de los pocos camaradas que se tuteaba a Perón.

"A mediados de 1942, Ortiz debió renunciar a la presidencia por motivos de salud. Asumió la primera magistratura el hasta entonces vicepresidente, el conservador Ramón Castillo, que reimplantará las prácticas del fraude electoral. Las muertes ese mismo año de Agustín P. Justo y Marcelo T. De Alvear empobrecen el panorama político electoral. Castillo propone como candidato a sucesor a Robustiano Patrón Costas un terrateniente salteño favorable a los aliados en la guerra que se desenvolvía en Europa". El historiador (www.elhistoriador.com.ar). Biografía de Ricardo Balbín.

Ernesto Adolfo Ríos, op. cit., p. 154

Como ejemplo, Alberto Baldrich fue designado en el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y Silenzi de Stagni en una Subsecretaría de Estado. Por su parte, el general Orlando Peluffo fue comisionado para ciertas misiones internacionales.

La neutralidad fue sostenida a rajatabla por Yrigoyen durante la Primera Guerra Mundial, y constituyó una de las principales banderas enarboladas por FORJA.

Al asumir como Ministro de Guerra y manejar directamente la estructura militar, la existencia del GOU carecía de sentido.

Robert Potash, El Ejército y política en la Argentina, t. I y II, Hyspamérica, Bs. As., 1986

Juan Atilio Bramuglia sería Canciller durante el primer período de Gobierno de Perón (1946-1952)

Ángel Borlenghi, de extracción socialista, sería Ministro del Interior de Perón hasta 1955.

Luis Alberto Romero, Breve Historia Argentina contemporánea, Fondo de Cultura Económica, Bs. As., 1994, pp. 146-147