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La Unidad Es Básica

Nadie a esta altura se atrevería a negar la importancia que se merecen esos divinos antros de sociabilización, unidad y solidaridad donde la mayoría de los que tenemos alrededor de 30 años pudimos dar nuestros primeros pasos como niños militantes.

Quién no ha participado de esos cierres de listas donde la casa de un compañero que incluía local al frente se transformaba en una fiesta; o de esas fechas gloriosas como el 17 de octubre o 17 de noviembre donde el barrio se transformaba en fiesta para recordar nuestro día de la lealtad o del militante. Quien no ha probado las empanadas de doña Ermelinda, que, a pesar de innegablemente llegar a fin de mes con lo justo, se las ingeniaba para deleitar a la masa peronista con las empanadas salteñas amasadas por ella misma.

Doña Ermelinda esposa del viejo Tena, ese viejo que hoy uno se arrepiente de no haber podido conocer con más tiempo para disfrutar cual Martín Fierro de las enseñanzas que su prominente pelada y sus ondas marcas en su rostro relataban.

Ni que hablar del compañero abogado que llegaba del laburo, se tomaba unos mates en casa, y media hora después el tipo se sentaba a orientar de todas las cuestiones legales a los compañeros y a los vecinos.

Cómo olvidarme de Nelly, la enfermera del barrio salida de la Escuela de Enfermería Eva Perón, dispuesta a pinchar las colas de todo el barrio, y tomarle la presión al viejo curda Roque, que se paraba en la esquina a cantar la marcha peronista como si de un reloj cucú se tratara. Eso sí, nunca cobró un centavo.

¿Y Pascual? Esposo de Nelly nuestra enfermera, jubilado ferroviario, amigo de todos los pibes del barrio, con su megáfono de chapa se encargaba -y aun hoy lo hace desde el fondo de su casa- de gritar VIVA PERON y cantar "La Marcha" en las fechas peronistas. siempre dispuesto a enseñar folklore a los niños del barrio. Hasta el tano del barrio, que todavía no habla español pese a su más de 50 años de argentinidad, aprendió a bailar chacarera. Pascual, carpintero, me regaló la primer viola hecha por sus propias manos, cómo olvidarlo.

Un poquito más lejos de casa, a solo un par de cuadras, la Unidad Básica de Mirna. Llegó a ser concejal. Famosos sus campeonatos relámpago frente a la vía con más de 20 equipos. Se las rebuscaba para darle camisetas a todos los pibes, esas de piqué verdes (para ese momento Ferro hacia deleitar a nuestros viejos futboleros con el "Beto" Mársico y su Ballet). Y otra Azul con líneas finas Grana horizontales, prestadas por entonces UOM de Caseros. ¡Cómo olvidar el excepcional rendimiento del jugo TANG, con un sobre 20 litros de sabroso jugo de naranja para saciar la sed de decenas de niños! Cómo no respetar a estos compañeros.

Estas postales son las que tenían mi barrio de amor, unidad y solidaridad, y que hoy lamentablemente desaparecieron. Imágenes que UNÍAN a todos los vecinos; y en esa UNIDAD BÁSICA, partía la solidaridad que tanto nuestra compañera Evita nos inculcaba. Eran mini Fundaciones Eva Perón dispersas por infinidad de barrios y localidades.

Allí se reunía el barrio a peronear, a discutir, a tratar de llevar las inquietudes del vecino a la Municipalidad: ...que el agua corriente, que la inundación, que las cloacas, que aquel hay que darle una mano porque está en la mala, etc., etc.

Allí la UNIDAD se hacía BÁSICA. Porque la supervivencia, o mejor dicho la convivencia, es mejor y más armoniosa si hay UNIDAD.

Allí la solidaridad no era solo palabra, se transformaba en acción, y entre todos se alzaba la voz en el pedido de CREER y CRECER.

Evidentemente alguien se ha dado cuenta de la importancia que tenían para los militantes estas inmensas y memorables Unidades Básicas; y se encargaron de destruir eso que en definitiva transformaba al barrio en UNIDAD, en UNIDAD BÁSICA, en solidaridad, lealtad y compromiso. En definitiva, en COMUNIDAD ORGANIZADA.

No podemos permitir este tipo de atropellos hacia lo que edificó Perón y estos solapados mercantilistas de la mentirosa rastrera peronización se encargan de maltratar y sojuzgar a su antojo.

Debemos volver a rescatar a la UNIDAD BÁSICA como centro de unión y liberación que es en definitiva lo que siempre anhelo PERON y ejecuto la abanderada de los humildes EVITA.

Que vuelvan a ser esos templos de humildad, compromiso, disciplina, lealtad, honestidad, esfuerzo y solidaridad, los pilares que terminen de apuntalar lo que tanto pregonamos, y por lo que tanto luchamos: la vuelta del peronismo a nuestro corazón, a nuestra comunidad, y a nuestro país.

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